Pulso electoral en Argentina | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Abril de 2019
  • Populismo contra neoliberalismo
  • Macri adelante pero preocupa economía

 

 

En Argentina para nadie es un secreto que el presidente Mauricio Macri considera lanzarse para un segundo mandato de cara a los comicios de octubre próximo. Su ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda lo admitió recientemente. Incluso ya se sabe que las aspiraciones reeleccionistas se apoyarán en el movimiento de convergencia electoral Cambiemos.

La política gaucha está polarizada en grado extremo. El peronismo respalda en gran medida a la exmandataria Cristina Fernández, a quien la justicia investiga y podría terminar en la cárcel, aunque se mantiene en el Congreso y con la inmunidad parlamentaria respectiva. Se le acusa de saquear los fondos estatales, lucrándose sin medida tanto ella como sus agentes más cercanos, ministros, consejeros. Su hija se encuentra refugiada en Cuba, desde donde alega diversas dolencias que le impiden viajar, aunque sus contradictores alegan que es una excusa para evitar un eventual carcelazo en Buenos Aires.

Sin embargo, pese a la catarata de acusaciones sobre malos manejos, Fernández mantiene un inmenso poder electoral, pues el kirchnerismo no ha muerto. Durante sus mandatos el populismo llevó a que los servicios públicos se subvencionaran al extremo y de manera irresponsable, en algunos casos eliminándose los pagos en los estratos bajos. El asistencialismo social se multiplicó durante el gobierno de su fallecido esposo y los de ella, sin importar que el sector privado sufriera el impacto de los impuestos extorsivos o que  por efectos del retroceso económico la moneda argentina se degradara, lo mismo que la calidad de vida de las masas trabajadoras. El amiguismo y compadrazgo predominaron a tal punto en la administración pública central, así como en los gobiernos regionales, la ineficacia y corrupción de la burocracia oficial llegó a extremos impensables. Contratistas y servidores públicos se vieron comprometidos en múltiples escándalos, algunos de los cuales llegaron a esferas presidenciales.

Ahora, tras varios años de Macri en el poder el país ha enderezado el rumbo. Con perfil ejecutivo, propio de su exitosa experticia empresarial, ha aplicado medidas propias de un mandato neoliberal, con pleno respaldo del FMI y del Banco Mundial. Tan pronto llegó al gobierno advirtió que era preciso llevar a cabo reformas económicas urgentes para impedir que se presentara una mayor  huida de capitales y divisas. Con sinceridad declaró que le habían dejado las arcas estatales vacías y que era imposible seguir dilapidando los fondos públicos, al tiempo que el sector privado debería ayudar en recuperar la estabilidad económica.

Así, con el apoyo de la banca internacional, propició la privatización de varias empresas oficiales y aunque empezó a salir de la crisis, recuperar la economía exigía más esfuerzos, por lo que acudió a la banca multilateral, que le prometió refinanciarlo con 50 mil millones de dólares, en una muestra de confianza sobre el futuro del país. Aunque la situación todavía es complicada y la polarización está a la orden del día, Macri no se amilana y, por el contrario, considera que su reelección es una apuesta segura para poder concretar los frutos de su política neoliberal y que la economía despegue definitivamente. Las encuestas lo favorecen, en tanto la división ronda en el peronismo que, es claro, escindido no podría recuperar al poder.

A su turno la justicia, a la que se los críticos del gobierno acusan de estar politizada, intenta llevar tras las rejas a la expresidenta, en parte con la idea de acabar con el mito peronista, sin conseguir todavía su objetivo. Si bien, por ahora, ella aparece de segunda en las encuestas presidenciales, aunque muy atrás de Macri, los analistas consideran que si la economía no reacciona se agravarían muchos problemas, el gobierno quedaría contra la pared y las masas desesperadas se volcarían a votar por el populismo peronista.

Pero en la orilla de Cambiemos, con Macri a la cabeza, estiman que la multimillonaria inversión en agricultura deberá dar prontos resultados, sobre todo una vez mejore la demanda internacional. Sin embargo, se investiga si algunos de los grandes estancieros, en vez de invertir en los campos la cuantiosa ayuda estatal, han sacado una parte del país. Es evidente, asimismo, que el comercio con Brasil no ha mejorado lo suficiente y el flujo con otros socios tradicionales tampoco.

Como se ve, las alertas están prendidas de nuevo en Argentina. Se vienen meses de intensa campaña política. La clave del pulso por el poder entre la dura receta neoliberal y el regresivo populismo de izquierda está en la economía y el resultado del plan de rescate a corto plazo.