¿Quién es Chucho Lozano? (II) | El Nuevo Siglo
Domingo, 7 de Abril de 2019

Después de madurar la apuesta programática de Chucho Lozano me vinculé a la AID de los Estados Unidos, como asesor en educación, y aproveché esta oportunidad para ayudar al Chocó: acueductos, hospitales…, pero sobre todo a la Universidad: biblioteca, laboratorios, visitas de rectores de los Estados Unidos. Los americanos también se habían fascinado con Chucho y con su paraíso.

Entre los visitantes sobresalió el Doctor William Wood, en esos días asesor de la Casa Blanca en asuntos universitarios. Con él visité unas doce universidades (públicas y privadas). La idea era hacer un diagnóstico de nuestra educación superior, y en resumen concluyó que “solo la Universidad del Chocó respondía a los ¿Qué? ¿Por qué? y ¿Para qué? de una universidad para Colombia, mientras que las demás están engolosinadas con los ¿Cómo?, ¿Cuándo?, y ¿Donde?: razón de ser de nuestro atraso económico, social, político…”.

Las anécdotas de las visitas al Chocó son innumerables, aunque hay una especial: el embajador Jimmy Mallelas, después de varios viajes al Chocó, quiso dejar constancia del aprecio que le tenía a Chucho y resolvió nombrarlo Miembro Honorario de la AID. Para este evento el Gobernador resolvió hacer un evento en agradecimiento a la AID en el parque de la gobernación. No sé cuántos miles de personas llegaron.

Y el evento no empezó como se esperaba: los abucheos, los gritos, la furia, las manos cerradas en el aire asustarían a cualquiera (aunque la comitiva de la AID y los funcionarios estábamos en el balcón), y para colmo de males a mí me presentaron por él alta voz como el traductor de la CIA.

Afortunadamente el Gobernador Barcha Garcés calmó los ánimos, lo suficiente para que el embajador le entregara el diploma a Chuco. Y Chucho agradeció el gesto de la AID con el siguiente discurso: “Jimmy, mi amigo, sé que usted y sus hijos tienen colección de piedras de los países que han conocido y por esto quiero darle esta piedra que recogí en la orilla del río Condoto, cuando llegábamos a Andagoya, esta piedra significa la sangre, el desprecio, el hambre, los muertos, el atropello de la Compañía (Chocó Pacific) y el abandono a que nos han sometido, durante 70 años, los gobiernos de Colombia, por el color de nuestra raza. Quiero que la guarde -los gritos y aplausos de la plaza fueron una locura). Pero Jimmy, cuando llegamos al tanque de agua de Condoto -rodeado de agua por todas partes, sin tubería desde su inaguración (50 años)- que se acababa de incendiar por falta de acueducto, usted le preguntó a una ancianita, muy mayor, que estaba mazamorreando el barro, buscando unos granitos de oro, desde las cinco de la mañana (era cerca de las tres de la tarde, sin desayunar, con un sol canicular), vi que a usted se le escurrieron las lágrimas y que estas cayeron sobre esta piedra que también recogí para usted: ese día entendí que en su país sí hay gente con sentimientos, que no todos son la Compañía”.

Poco después Chucho Lozano Asprilla, mi hermano del alma, fue remplazado por los políticos.