Todo aquel que se apodera de un país y enfrenta al mundo, en especial al poderío norteamericano, termina sus días aislado en una prisión o muerto. Maduro no será la excepción. Los días de este delincuente están contados, ofrecer cuantiosa recompensa por su cabeza es una estrategia que ha dado enormes resultados en la historia, el dinero mueve sentimientos y ambición, más aun cuando la acusación es por narcotráfico y genocidio, aspectos que Maduro cumple.
De las diferentes situaciones en el mundo, los norteamericanos han sido proactivos, veamos algunas desde el siglo pasado: comenzando por la segunda guerra mundial cuando su participación con los aliados fue fundamental para que con Inglaterra, Francia y Rusia los norteamericanos ayudaran a derrocar a Hitler; en Latinoamérica apoyaron al dictador Rafael Leónidas Trujillo y luego lo depusieron; a Fulgencio Batista en Cuba ayudando a Fidel Castro que los traicionó; tumbaron a Salvador Allende en Chile; más adelante le echaron mano al general Manuel Antonio Noriega de Panamá a quien habían acusado de narcotraficante, murió en prisión; en otras latitudes no descansaron hasta que cayeran tiranos como Saddam Hussein y Gadafi; y otro tanto en África y las islas caribeñas.
Delincuentes como Pablo Escobar, el cartel de Cali, los paramilitares colombianos, los carteles mexicanos como los Arellano Félix, el Chapo Guzmán, Amado Carrillo Fuentes y una larga lista todos han sido perseguidos, capturados o muertos directamente por los Estados Unidos a través de la DEA, la CIA o extraditados.
Nicolás Maduro no será la excepción y mucho menos cuando ya manifestaron su captura. Pero dentro de la estrategia a seguir está la reciente propuesta de un gobierno de transición donde el régimen chavista entregue el poder y que no sea Guaidó quien asuma, este último ya aceptó dicha propuesta, pero Maduro y su camarilla no lo van a aceptar, lo que hará inminente su derrocamiento, captura o muerte.
La suerte está echada y mientras el mundo libra una batalla contra ese enemigo invisible pero muy poderoso que es el Covid-19, los norteamericanos no se duermen y justamente aprovechan estas circunstancias para lograr su objetivo de capturar a Maduro y sus secuaces.
El tiempo está contado y la situación venezolana no resiste más, expandiéndose la epidemia a ese país sin recursos médicos, ni alimentos, con desabasto de combustible como ya está sucediendo en el país con mayor abundancia de petróleo, una inflación y devaluación galopante y cuando la pandemia se extienda más en su territorio, nuestro hermano país va entrar en terror estallando a gritos, sino es que los Estados Unidos logran deponer y capturar a Maduro y desbaratar el régimen que oprime a ese pueblo.
Otra historia más que terminará y luego vendrá la reconstrucción de esa nación que afortunadamente tiene riqueza suficiente para sobrevivir y recuperarse. La lección la aprenderán los venezolanos y el ejemplo nos queda a nosotros para no cometer error semejante eligiendo a quien no debe ser.