Música en cuarentena | El Nuevo Siglo
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Sábado, 4 de Abril de 2020
Emilio Sanmiguel
Está toda la música del mundo esperando para llegar a nuestros oídos. Aquí le recomendamos obras clásicas de grandes maestros. Para deleitarla solo escúchela y déjese llevar

 

En el mundo hay desasosiego. Sin embargo, de pronto, en medio de la tragedia, porque esto es una tragedia, la música ha cobrado una importancia sin precedentes.

Los teatros y auditorios del mundo se han visto forzados a cerrar sus puertas, pero, qué paradoja, las abren al mundo sin costo: la Metropolitan de Nueva York, Scala de Milán, Filarmonía de Berlín, el Covent Garden de Londres, todos ponen a disposición de quien lo quiera su trabajo.

Para los melómanos ahora hay más tiempo para disfrutar de la música. Los que no tienen el diploma de “melómanos” -cómo son de pesados- también quieren oír buena música, porque, francamente, a punta de Malumas no se sale de la cuarentena.

Hay más, mucho más que las maravillas que transmiten esas instituciones musicales. Está toda la música del mundo, ahí, esperando para llegar a los oídos y sensibilidad de los confinados.

Música para la cuarentena, para oír en tiempos de desasosiego. Desde luego lo primero que se viene a la cabeza es volver la mirada sobre las obras famosas, las que han alcanzado el privilegio de la popularidad, que si la han conseguido por algo será.

Ay del que reniegue del hechizo de “Para Elisa”, que debe ser la obra maestra del “suspenso” con esas dos notas que oscilan indecisas y que Beethoven resuelve con una magistralidad que suscita placer. Y si de hechizo hemos de hablar, el primer movimiento de su “Sonata claro de luna”, que en popularidad le pisa los talones.

Ni hablar de los “Valses” de Strauss. Cuando la esposa del “Rey del vals” le pidió el autógrafo a Brahms, este lo hizo sobre una servilleta, trazó un pentagrama con las primeras notas del “Danubio azul” y escribió: “Lamentablemente no es Brahms”. Por suerte Strauss escribió centenares de “Valses”.

Sigue la lista con el “Aleluya” del “Mesías” de Händel, un par de “Polonesas” de Chopin, la “Marcha Nupcial” del “Sueño de una noche de verano” de Mendelssohn o la “Triunfal” de “Aída” de Verdi. Las “Estaciones” de Vivaldi, como no.

Perro son obras breves, el día es largo y vale la pena explorar más en los “Grandes maestros”. Los verdaderamente “Grandes” no son muchos: Bach y Händel entre los “barrocos”, Mozart, Haydn y el primer Beethoven son la cumbre de los “clásicos”; Beethoven, Schubert, Schumann, Chopin y Mendelssohn entre los “Románticos”; Brahms el más grande de los “Neoclásicos”, Ravel y Debussy los genios del “Impresionismo”. En ópera son imprescindibles Mozart, claro, Rossini, Bellini y Donizetti en el “belcanto”, en la cumbre romántica Verdi y Wagner y en la “posromántica” Puccini y Strauss, Richard.

Son más, pero no es de una “Historia breve de la música” que se trata, sino de traer a colación una selección, arbitraria, desde luego, no para melómanos expertos, sino para amantes de la música a secas.

Con una observación: disfrutar la música es un placer más sencillo de lo que parece. Para disfrutarla sólo es necesario oírla y dejarse llevar. Eso no tiene misterio, ni siquiera con las obras más complejas de la historia, salvo, tal vez, “El arte de la fuga” de Bach, que con todo y su complejidad técnica es música hermosa.

Cuarentena con Bach

Bach es el compositor más grande de todos los tiempos. Eso nadie lo pone en duda, Tampoco se puede poner en duda el placer que reservan sus “Conciertos brandemburgueses”, son seis a cual más de inspirados. Ocurre lo propio con sus “Oberturas inglesas y francesas”, que en realidad son “Suites” y sin exagerar, una buena selección de “Preludios y fugas” del “Clave bien temperado” puede deparar una gran sorpresa. Ahora, las “Cantatas” son una gloria

Curentena con Handel

Además del “Mesías”, su obra para teclado es maravillosa con obras magistrales como la “Suite del Herrero armonioso”. Oír completa la “Música del agua” puede llevar al oyente, sin pasaje, a la Inglaterra de la primera mitad del siglo XVIII. Y con un algo más de tiempo, oratorios como “Israel en Egipto” o “Saúl” son la prueba del arte de uno de los compositores más inspirados de la historia.

Cuarentena con Haydn y Mozart

Alguien dijo “Mozart no tiene presa mala”. Eso es un tris exageradillo, pero, sus sinfonías de madurez, como la “Haffner”, “Linz”, “40” y “Júpiter” o la “Sinfonía concertante” son algo más allá de lo puramente humano. Su música de cámara tiene algunas de las piezas fundamentales de la historia y sus “Conciertos para piano” son una piedra angular.

Con Haydn, pues a la hora de la verdad es mucho más desconocido de lo que uno alcanza a imaginar, pero no es gratuito que sea el “Padre de la sinfonía” y del “Cuarteto de cuerdas”: Fue un genio de asombrosa fecundidad, más de cien “Sinfonías”, “Tríos” y “Cuartetos” para dar y convidar. Para no alargar el asunto, con su ciclo de “Sinfonías de Londres” hay suficiente; ah, y el oratorio “La creación”.

Cuarentena con Beethoven

No abro con el ciclo de las “9 Sinfonías” porque eso es obvio… aunque, bueno, oír con cuidado la “Eroica” o la misma “Novena”, especialmente el movimiento lento de esta última, ya me dirán.

Beethoven depara sus ciclos de “Sonatas para violín y piano” y las para “Violoncello y piano” que son algo fabuloso. De las “32 para piano” no hay que quedarse en las famosas, “Patética”, “Appassionata”, “Claro de luna”, hay 29 más, la “Hammerklavier”, por ejemplo, es un “tour de forcé” para el pobre pianista, pero una cosa es tocarla y otra oírla; es una hora de placer musical.

Beethoven tiene “16 cuartetos de cuerdas”, “Tríos” y si usted quiere elevarse a la que debe ser su absoluta obra maestra, la “Missa solemnis”.

Cuarentena con otros grandes maestros

Se acaba el espacio, porque la lista es larga: las últimas “Sonatas” de Schubert o su “Sinfonía Grande”. “Kreisleriana”, “Humoresca op. 20” o “Danzas de la liga de David” de Schumann, para no traer a cuento el “Carnaval” que es bastante conocido. Sin exagerar, todo Brahms: conciertos, sinfonías, música de cámara. “El mar” de Debussy, “Gaspard de la nuit” de Ravel.

Cuarentena y sonido

Una recomendación. Sólo una. Buen sonido. Esa no es música para oír en celulares. Tampoco para parlantes de computadores. Las grandes obras de la historia demandan lo mejor, o por lo menos un aceptable equipo de sonido.

 Maluma va bien en un celular; no Beethoven, por sordo que fuera.