Cautelosa reapertura bogotana | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Mayo de 2021

Condiciones para reactivación el 8 de junio

* Incierta evolución de curva epidemiológica

 

La decisión de la Alcaldía de Bogotá de reactivar una serie de sectores de productos, bienes y servicios a partir del próximo 8 de junio, si bien es una buena noticia en la medida en que han sido muy fuertes las restricciones y el impacto que han soportado muchas de esas actividades en los últimos quince meses de emergencia por la pandemia del covid-19, no deja de generar incertidumbre y preocupación porque la ciudad ha enfrentado en las últimas dos semanas un ascenso alarmante en cuanto a fallecimientos y contagios diarios, que incluso alcanzaron a llegar el jueves pasado a más de nueve mil en una sola jornada.

Las estadísticas de la Secretaría de Salud Distrital señalan que la ciudad concentra alrededor del 28% de los casos positivos de coronavirus reportados durante la crisis pandémica y estaría a pocos días de alcanzar el millón de infectados y los 19 mil decesos. Pero no solo hay alarma por la curva epidemiológica, que ha tenido en mayo su mes más crítico desde el inicio de la emergencia en marzo del año pasado, sino que la capacidad del sistema hospitalario está al borde del colapso. Prueba de ello es que la ocupación de las camas en Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) para pacientes covid-19 llegó a estar esta semana cerca del 97%, lo que implicaría que no habría más de sesenta disponibles para personas en estado crítico. De hecho, también alerta que el porcentaje de población joven cuyo estado de salud se deteriora al punto de requerir respiración asistida y otros cuidados especializados va en aumento.

Algunos epidemiólogos sostienen que la ciudad se encuentra en la tabla media de indicadores como el número de casos activos y de mortalidad por cada 100 mil habitantes. También señalan que la capital del país ha evidenciado alta eficiencia en materia realización de pruebas gratis de detección del coronavirus al tiempo que está en la delantera nacional en aplicación de vacunas (acercándose a las 1,9 millones de dosis administradas), e incluso superando el techo de las 43 mil inmunizaciones diarias. De hecho, el Distrito ha pedido al Ministerio de Salud una mayor asignación de biológicos para poder acelerar el esquema de inoculación. Este fin de semana, por ejemplo, se ampliaron los puntos de vacunación para las personas mayores de 55 años. Incluso se entiende como un éxito de esta cruzada sanitaria la reducción de más del 50% en la mortalidad por covid en adultos mayores de 70 años.

Sin embargo, ese panorama positivo no parecería suficiente para apostar a que el 8 de junio se podría avanzar hacia una reapertura casi total de actividades públicas y privadas, guardando solo algunas restricciones de bioseguridad básicas en general y muy puntuales en determinados sectores. Los cálculos epidemiológicos del Distrito señalan que este tercer pico de la pandemia perdería fuerza en los primeros días de junio y por eso en la segunda semana se daría el paso más audaz en materia de reactivación capitalina. Aún así, es claro que desde el Gobierno nacional, que debe autorizar este esquema de reactivación, los pronósticos son más cautelosos. No hay que olvidar, por ejemplo, que la semana pasada se indicó que Bogotá, Cundinamarca y Boyacá estaban experimentando un “pico largo” por cuenta de las riesgosas  aglomeraciones de personas en medio de la ola de paros del último mes así como de la presencia de nuevas cepas del coronavirus en la región.

En ese orden de ideas, resulta evidente que la decisión de fijar el 8 de junio como la fecha de arranque de la reapertura definitiva y gradual de la ciudad, así como del comienzo del desmonte de varias de las restricciones vigentes en los últimos meses (toque de queda nocturno, ley seca, ‘pico y cédula’ o límite al funcionamiento de bares y discotecas, entre otras), debe ser vista como una posibilidad que, para concretarse, depende obligatoriamente de la evolución de la curva epidemiológica en la ciudad. Si se cumplen los cronogramas sanitarios previstos por la Administración Distrital, la reactivación sectorial aún pendiente debe arrancarse de forma lenta pero sostenida. Si, por el contrario, la intensidad de la pandemia no disminuye de forma sustancial, habrá que desacelerar el esquema a todo nivel.  

Considerar, como lo hizo la alcaldesa Claudia López, que pese al pico pandémico y la alta ocupación de UCI “desde el punto de vista del contexto social, económico y político, con una profunda desconfianza institucional, una inaceptable pobreza y un desempleo que está afectando especialmente a mujeres y jóvenes, es necesario” avanzar hacia la reapertura productiva a todo nivel, puede resultar un riesgo en materia de salud pública muy alto, que podría costar muchas vidas. La cautela, entonces, es la premisa básica e inamovible en la reactivación, dejando en segundo plano otras consideraciones y urgencias coyunturales y estructurales. Con menos de 700 mil bogotanos vacunados con las dos dosis, es claro que aún falta mucho camino para llegar a la meta mínima de los 5,4 millones de inmunizados.