Plan de choque para oxígeno medicinal | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Junio de 2021

 

La creciente escasez por el pico de la pandemia

Paros y bloqueos agravaron este vital suministro

Colombia y otros 18 países en la lista de los más afectados por contagios y muertes por covid-19, están asediados también por otra letal consecuencia de la pandemia: la escasez de oxígeno medicinal.

Un estudio de la londinense Oficina de Periodismo Investigativo, basado en datos de la Iniciativa Clinton para el acceso a la salud, la organización no gubernamental Path y la coalición Every Breath Counts, alertó que esas naciones necesitan más de 50 mil metros cúbicos de oxígeno al día para atender a los pacientes con coronavirus pero como no logran suplir esa demanda sus sistemas hospitalarios están al borde del colapso.

El suministro de oxígeno medicinal es uno de los principales tratamientos para casos crónicos de enfermedad pulmonar. En promedio uno de cada cinco enfermos por covid-19 requiere esta asistencia. Cada paciente demanda entre 14 y 43 metros cúbicos por día, durante dos semanas. Hace un año, en la primera ola de contagios, países de Europa se vieron en dificultades para atender la creciente demanda y hoy ya son 19 en todo el planeta los que afrontan el grave problema.

Esta crisis tuvo sus primeras manifestaciones en México, Perú y Brasil pero mostró su incidencia más trágica en India, que pasó de un promedio de 11 mil nuevos contagios por día en febrero, a más de 400 mil en mayo. Las necesidades de oxígeno aumentaron en ese lapso de nueve a 28 millones de metros cúbicos al día y la consecuente escasez multiplicó las muertes por asfixia. Igual ocurre en Pakistán, Nepal, Bangladesh, Sri Lanka y Birmania.

El referido estudio señala que esa crisis del sur de Asia se repite en las últimas semanas en el Este de ese continente, Oriente Medio, África,  Europa central y, sobre todo, en América Latina.

En febrero pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una alerta temprana sobre la urgencia de recursos (1.600 millones de dólares) para enfrentar la escasez de oxígeno medicinal. El llamado fue desatendido y ahora, con el pico pandémico, se requieren al menos 6.500 millones de dólares.

La situación es particularmente grave en Colombia, donde la industria sólo está en capacidad de proporcionar 450 mil metros cúbicos de oxígeno diariamente, menos de dos tercios de lo que se necesita para atender la demanda, sobre todo con UCI al más del 90% de ocupación. Y como si esto fuera poco, los paros y bloqueos viales de las últimas semanas afectaron el suministro a clínicas y hospitales en pleno pico de la pandemia.

La escasez no solo dificulta el tratamiento de los casos críticos sino que pone al personal médico en la obligación de asumir difíciles decisiones para escoger cuáles pacientes deben acceder al oxígeno disponible.

Algunos países enfrentan la emergencia con métodos alternativos para producir oxígeno en los propios hospitales, sobre todo con Plantas de Adsorción de Oscilación de Presión (PSA), que convierten el aire del ambiente en oxígeno medicinal.

Desde el inicio de la pandemia la mayoría de países se concentró en proveerse de respiradores y Elementos de Protección Personal (EPP) pero no priorizó el suministro de oxígeno medicinal, por lo que el agravamiento de la emergencia sanitaria debido a los picos y nuevas cepas los tomó por sorpresa. El Banco Mundial destinó un billonario presupuesto para mejorar los sistemas de suministro en este campo pero pocos países abocaron con urgencia el proceso.

La pandemia transformó -quizás para siempre- la industria del oxígeno medicinal, que representaba apenas 1% de la producción de oxígeno líquido en el mundo. La mayoría lo consumen diferentes sectores de minería, química industrial, petroquímica y aeronáutica, entre otras. Ahora la OMS y varios gobiernos urgen al sector elevar la producción de este gas médico y mejorar el suministro a las naciones más pobres que no tienen producción local y sus canales de distribución son precarios.

Es imperativo, entonces, que la industria global de oxígeno adopte un plan de choque más audaz para aumentar su productividad a nivel nacional, regional y local. También es urgente acelerar la transferencia tecnológica y de equipos a todos los países. No menos clave es masificar las nuevas técnicas terapéuticas para pacientes con deficiencia respiratoria. También deben multiplicarse las campañas para la devolución de tanques y concentradores de oxígeno portátiles. No abocar todas estas estrategias desde el arranque de la pandemia ha costado y seguirá costando muchas vidas.