El orangután con sacoleva | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Junio de 2021

Bien entrado el siglo 20, el tolimense, rosarista y liberal, Darío Echandía, definió a Colombia con una rocambolesca expresión, y es que el país nombrado en honor al discutido almirante don Cristóbal Colón, era como un orangután, es decir un gran simio, vestido con sacoleva, que es una especie de levita.  

Así bien, para el jurista, ideólogo, filósofo y político colombiano, conocido como “la conciencia jurídica de la nación”, Colombia era por fuera una nación bien constituida; con un elaborado sistema, bajo los lineamientos de la democracia occidental y además un país lleno de leyes, decretos, sentencias, normas y demás componentes de la tan superflua burocracia.  

Pues bien, el sofisticado sacoleva era la representación mundana de semejante falso refinamiento. Detrás de esta se encontraba el orangután, que representa el fraude detrás de tan poco convincente sistema. 

Pasó casi un siglo, y tal vez esta frase nunca perdió vigencia, o, es más, es del todo vigente. “La democracia colombiana es un orangután con sacoleva”, y todo radica en su interior, pues los grandes desafíos que tiene esta nación son estructurales y debido a su mal gestión, terminarán convirtiendo al país en un sacoleva con orangután, es decir, una estructura seudodemocrática, en la cual el poder podría verse en una pequeña minoría -antes marginada- que se encargue de los designios de la nación. 

La frase del además expresidente Echandía, se originó a raíz del 9 de abril y en específico de esa violencia en potencia que se encubría detrás del sacoleva, allí en el fondo del orangután. La violencia en Colombia dio mucho que decir -y deja mucho que desear- y aún puede hacerlo, lo que es bastante preocupante.  

Que ahora el 9 de junio se haya convocado a “una toma”, como en alusión “a la toma de la Bastilla”, no es un hecho en el aire, es parte de todo un orquestado plan, al igual que el sucedido el 9 de abril de 1948. El “Bogotazo” fue el detonante de una era de violencia, que dejó al descubierto la falaz democracia colombiana. Así mismo, la zozobra y el estupor que pueden ocasionar el sentimiento o la percepción de la violencia.  

El doctor Echandía, desde 1957, había propuesto la creación de una Corte Constitucional, cosa que solo fue hasta 1991.  

De otro modo, Colombia es un país proclive a la violencia y con personas que se nutren de esta. La violencia entre liberales -cachiporros- y conservadores -chulavitas- solo es un ejemplo de aquella historia en el olvido. A la postre, son dos sectores del país que se encuentran en las trincheras siempre. Ahora “los del paro” contra “la gente bien”, o como se pueda terminar llamando. De una batalla campal, a una guerra civil, el escenario no es tan titubeante.  

El problema de base es y será la falla de la institucionalidad, como diría el doctor Echandía; el problema es que prima el derecho individual por encima del interés social. A su vez, el estar frente a la anarquía u oclocracia, esto es, una degeneración de la democracia, en donde el “gobierno de la muchedumbre” se encarga de acabar con todo. Así como la demagogia que políticos oscuros usan, utilizando la desinformación y la mentira emotiva -posverdad-. Como cuando ¡La ignorancia es poder! 

@rosenthaaldavid