Preguntas existenciales | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Junio de 2021

Cuando este virus llega a las personas más cercanas e incluso vemos la posibilidad de que tengamos el virus y que podamos morir en soledad, ahogados o en una UCI, pues creo que a muchos les surgen preguntas sobre su propia existencia. La mayoría de estas preguntas yo las escucho en muchos de los pacientes en la terminalidad y tienen que ver con el proceso de aceptación de la muerte.

Primero nos damos cuenta de que es en serio que esto es real y nos está tocando, algo que pensábamos jamás nos iba a pasar, morir. Después de esto surgen los miedos que más que a morir, es a el cómo morir y pienso que en las circunstancias actuales es bastante asustador, pero cuando hacemos el ejercicio de centrarnos en la realidad de dejar de existir surgen preguntas como ¿por qué a mí? Y pensamientos como yo no estoy listo aún para morir.

Lo que me genera a mi muchas reflexiones es precisamente este punto del si estamos preparados para partir y creo que esperar hasta estos escenarios de enfermedad para pensarlo no tiene sentido. En mi concepto como médico paliativista, esto sucede porque le tenemos tanto miedo a algo tan natural y con lo que convivimos diariamente, como la muerte y que por tanto, muchos médicos luchamos contra ella incansablemente sabiendo que también podemos acompañar y procurar una buena muerte. Lo cierto y paradójico es que no pensar en esto con anticipación nos quita el privilegio de poder llegar lo más preparados posible a este momento. 

En estos días tuve la oportunidad de vivir la angustia de creerme enfermo y de pensar en que era una posibilidad morir y dejar todo lo que quiero. Y al pensar en si estaba preparado me di cuenta de que todo lo que he querido hacer en la vida lo he hecho, no tengo nada pendiente con ninguno de mis seres queridos y que profesionalmente tal vez lo he hecho todo. Sin embargo, mi gran preocupación es el futuro de mis hijos si ya no estoy, por eso tomé la decisión de, primero, disfrutarlos mucho más y además de trabajar organizando recursos para que si no llegara a estar, ellos tengan lo necesario, pero creo que lo más importante es trabajar por dejar huella para ellos, un legado para que cuando yo no esté recuerden siempre el camino.

Estoy seguro de que la pandemia del covid-19 nos está dejando este aprendizaje poderoso y es el de vivir intensamente, hacer planes, tener un proyecto de vida, pero siempre preparando la posibilidad de que ya no estemos, creo que esto nos permitirá siempre conectarnos con lo más humano de nosotros mismos. Este último fin de semana mi hermana que vive en otro país, preocupada por la situación, me envió un video que circulaba por redes sociales con el mensaje “le comparto esto para reflexionar, lo amo”. Mostraba la experiencia de una mujer joven llamada Jane en los America’s got Talent, quien luchaba contra un cáncer muy avanzado, pero cantó con una fuerza interior envidiable, It’s ok (Todo está bien) y al final al escuchar a los jurados dijo una frase que le da todo el sentido a esta columna “No puedes esperar hasta que la vida no sea difícil para decidir ser feliz”. Con esto lo que más me impactó es que al final uno de los jurados con solo oprimir un botón le hace el momento más feliz tal vez de su vida.