Argentina: condicionantes en un año electoral | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 15 de Junio de 2019
Giovanni Reyes

Es común reconocer que cuando entra en juego la continuidad en el poder de un presidente por vía de reelección, o bien un nuevo período presidencial para el partido en el gobierno -tal y como ocurre en Argentina en este año de 2019- la situación económica del país es clave para comprender el comportamiento de los votantes.

Desde esta perspectiva, el escenario no se vislumbra muy favorable para la continuidad de las políticas de Mauricio Macri en el gobierno.  Las posiciones oficialistas esperarían que el peso argentino no se derrumbara y con ello se evitara también una reacción en cadena que terminara disparando la inflación, ese mal que una vez fue tan endémico en la región. 

No obstante, los datos de los cuales disponemos hoy en día, permiten visualizar que el índice de precios al consumidor (IPC) tuvo un incremento de 4.7 por ciento en marzo y de un 3.4 por ciento en abril pasado.  Muy probablemente, la inflación en Argentina terminará llegando a cerca de un 40 por ciento para el próximo diciembre.

Es evidente que Macri en su aspiración continuista, no tiene mucho que ofrecer en materia económica, como parte de la campaña política.  A partir de ello se comprende el énfasis que desde la Casa Rosada se ha puesto en la inauguración de obras, en renovar promesas, en crear renovadas expectativas, además de los correspondientes insultos y campañas negras contra las posiciones del kirchnerismo, quien se constituye en el enemigo a vencer en las elecciones de octubre entrante.

Efectivamente, con base en datos de encuestas -ahora a mediados de junio- se proyectaría que la fórmula presidencial Fernández-Fernández que representa al kirchnerismo, ganaría por notable margen el día domingo 27 de octubre, día de la primera vuelta electoral.  No obstante, lo más probable es que habría necesidad de ir a segunda ronda.

Para esa segunda convocatoria a las urnas los resultados conllevan más incertidumbre. Se estima que Macri podría llevar cierta ventaja.  Leve y que se prevé ahora como marginal, pero ventaja al fin y al cabo.  Es considerando esta senda de desarrollo de acontecimientos, con base en la cual trabajan los estrategas de las colectividades políticas.

Peronismo no kirchnerista

En todo esto, es de puntualizar que surge un actor que hasta hace un año no era totalmente previsible.  El peronismo no se ha cohesionado graníticamente, ni mucho menos, en torno a Cristina Fernández.  No.  Existe un peronismo no kirchnerista que podría inclinar la balanza en favor de Macri y sus anhelos de continuidad.  Ese sería un componente estratégico, decisivo para los resultados de la nueva elección presidencial.

En lo que se denominaría el frente interno pues, el acaparar el voto del peronismo no seguidor de Cristina Fernández sería clave, pero existen también los factores externos.  Estos podrían operar para bien o mal en las percepciones del electorado.  Recuérdese en todo caso que en estos tiempos de pensamiento rápido y chatarra -“fast-food thinking”- de “whatsapp”, las elecciones son concursos de popularidad, constituyen con mucho, un juego de humos y espejos.  Las elecciones como parte de la política, son el “arte del simulacro” como lo sostenía el filósofo francés Mauricio Ponty (1908-1961).

En lo externo o sistémico, un factor que incide en las preferencias por Macri, es Trump, desde la Casa Blanca.  Macri, en lo que fue un contraste de política exterior con la desarrollada por Cristina Fernández, se inclinó abierta, impúdicamente, por la opción de favorecer y alinearse con Washington.  No sólo con Trump, es de reconocerlo, sino desde antes, con Barack Obama.  Desde esos tiempos el alineamiento fue tan pleno como permanente en materia diplomática y de seguridad hemisférica.

Al respecto es de notar cómo Argentina tuvo una posición, por ejemplo, diferente a la optada por Perú, Chile y Argentina respecto al proyecto chino de la Ruta de la Seda.  Estos últimos países la favorecían, pero Trump logró hacer que Macri no asistiera a la correspondiente cumbre de Pekín.

No obstante estos rebusques de preferencias reveladas entre Buenos Aires y Washington, no se tuvo -como esperaba Macri- una mayor afluencia de inversiones extranjeras directas.  Las mismas se mantuvieron en prácticamente el mismo nivel que habían tenido con el período de los Kirchner, es decir en un 2 por ciento del producto interno bruto (PIB). Además, siempre en términos del tema económico, las exportaciones no despegaron, a pesar que la devaluación del peso argentino ha sumado ya, no menos de 16 por ciento. 

Peso se estabiliza

La historia, sin embargo, fue más prolongada.  Sí hubo beneficios tipo salvavidas para Macri los que se originaron en la capital estadounidense.  Eso se concretó en el hecho de que Trump fue decisivo en hacer que el Fondo Monetario Internacional (FMI) aflojara un préstamo nada marginal, consistente en 50,000 millones de dólares.  Este rescate, como es de suponerse y ha sido ya tradición, tuvo una fuerte condicionalidad, exigió ajustes en el gasto público.  Algo que ahora puede pasarle factura a Macri con motivo de las elecciones.

Al menos ese fondo de rescate sirvió para detener la caída libre que traía el peso argentino.  Los daños, en medio de todo se han sentido y la población ha tenido que soportar los recortes de planes asistenciales, de encarecimiento de productos y servicios, de pagos mayores al elevarse el precio del dólar.

 

De allí que Macri insista en que: primero, lo más duro ha pasado y que la perspectiva tiende a mejorar; y segundo: que la opción Fernández daría al traste con los supuestos adelantos hasta ahora alcanzados y por los cuales se ha invertido ya, tanto recursos como sufrimiento y carencias.

Es cierto, “el día de la quema se mira el humo”.  El día de los resultados electorales marcará la historia, pero los políticos saben que, mientras tanto, estos meses hasta octubre son cruciales.  Claro que la victoria es posible para cualquier bando.  La finalidad es clara: mantener o capturar el poder público con todas las prebendas que ello implica.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario. El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna.