Con la humillación y la derrota | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Junio de 2019

La semana pasada se convirtió en el epílogo del proceso de paz con las Farc. Pensábamos, que con la firma de los acuerdos en el remodelado Teatro Colón, sin lámpara colgante Bacarat traída desde Alemania por el Dr. Laureano Gómez, la obra de teatro se había consumado.

Pero, no. No, lo fue así.

De tal manera que el país presenció de frente, sin vaselina, la humillación y la derrota, como diría Churchill, en sus propios ojos.

Se produjo en menos de 48 horas el golpe de Estado de las Cortes, en sus diferentes formas de lucha.

En efecto, en un mismo día el Consejo de Estado decide que el señor Santrich conservara su curul en el decadente Congreso de la República.

Al ratico, la Corte Suprema de Justicia lo libera.

Dentro de la obra de teatro, tendría que aparecer el señor Santrich en silla de ruedas. Supuestamente, con las venas cortadas. Cuando llega a la sede del hoy partido político Farc aparece sonriente, arrogante, con gesto de victoria.

Para rematar, se pasea orondo por los medios de comunicación y la revista Semana le entrega portada de honor con el gesto de la victoria. Sus razones tendrán los lectores para cancelar sus suscripciones.

No contentos con lo anterior, el mismo Consejo de Estado decidió cambiar la jurisprudencia con un golpe de pluma o de computador, amañando su concepto para decidir que las objeciones presidenciales presentadas por el presidente Duque fueran rechazadas.

En resumen, gracias al poder judicial el hoy señor congresista Santrich quedó libre e impune, el presidente Duque se quedó sin sus objeciones, los medios de comunicación en medio de su crisis de ética periodística alaban a los bandidos, Juan Manuel Santos se pasea por la pasarela mediática sin ningún rubor.

Mientras tanto, el presidente Duque jugando a lo políticamente correcto junto con Dra. Marta Lucía Ramírez, quienes sostienen que la JEP está para quedarse, acatan los fallos del poder judicial. Pretende, por lo demás, nombrar el ex general Mejía: ¿Embajador en Australia?

Entonces, me hago la pregunta a manera de reflexión: Y, si no se acatan los fallos: ¿Qué nos pasaría? Que nos pasaría si un día nos rebelamos en contra de los fallos del poder judicial que nos tienen prisioneros de un régimen narcótico que viene desde el proceso 8.000, con su elefante incluido.

Como bien lo comentó Álvaro Gómez Hurtado, tan recordado por estos días por cuenta de la puesta en escena de su asesinato al frente de la universidad Sergio Arboleda, mientras los alumnos de la U. Pedagógica hacían de las suyas, vaya contraste: Nos hemos resignado a un silencio cómplice (AGH).

Nos quedamos con todos los males, con la humillación y con la derrota en frente de un escenario donde la sociedad colombiana, toda, guarda silencio cómplice acatando unos fallos de las Cortes que están llevando a Colombia a lo que Ingo Müller llamó magistralmente: Los Juristas del horror antes, durante y después de la llegada a la cima del poder de Adolfo Hitler.

Gracias al señor Juanpa por todos los favores recibidos, dirán los señores de las Farc. Se robaron el plebiscito, firmaron una paz ilegitima, las cortes patean al Estado como  se les viene en gana, dejan libres a los narcotraficantes, mientras que el Chapo Guzmán se pudre en su celda, se burlan de las víctimas.

Puntilla: Mientras tanto Trump, con pleno empleo, apunta a la reelección.