Disyuntiva histórica | El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Junio de 2019

 Señor presidente Duque, estamos viendo que usted está entre la espada y la pared: sacar de la politiquería a Colombia privilegiando el Bien Común, o dejar a nuestra patria al borde del colapso. Esto depende de si usted es el Presidente de todos los colombianos o si es el presidente de unas minorías dividiéndonos radicalmente. Por usted votamos más de 10 millones de colombianos porque confiamos en su juventud, tu transparencia, sus valores, sin los estigmas de la vieja política. Difícilmente, en el pasado, habíamos tenido un abanico de candidatos más rico en propuestas y la mayoría de votantes lo eligieron como alguien que gobernaría sin mangualas o compromisos ocultos. Lamentablemente, desde el absurdo discurso del Presidente del Senado el día de su posesión a usted lo comprometieron con una política que no es de de su estirpe (siendo que el Centro Democrático, no pasó de 2.500.000 electores, entre Senado y Cámara). Y lo pusieron a dar peleas, sin pies ni cabeza, que no son suyas. 

Usted, Señor Presidente, está llamado a atender lo que antes no se había hecho: unir al país como un solo cuerpo, proponiendo una Colombia unida alrededor de proyectos magnánimos, originales, que atiendan y favorezcan, las necesidades comunes, vinculando a todos por igual. ¿Qué perdía su gobierno si no se le daba al General cuestionado la cuarta estrella? ¿Qué perdía usted si buscaba a un ministro de Defensa más prudente, o si se continuaba las negociaciones del gobierno de Santos con los Eln, sin exigir un cese de hostilidades, sin antes haber hablado con ellos, mostrando los dientes antes de negociar, siendo que la mejor forma de poner a la defensiva a los que quieren una salida decorosa, a sus años de alzados en armas, es poner condiciones previas?

Señor Presidente los colombianos votamos por una política que respondiera la polis que propuso Aristóteles (hace unos 2.300 años) y que hasta ahora no hemos podido ver desde la Independencia, por la intransigencia de ciegos, ignorantes, fanáticos, amorales -tristemente brillantes- que desconocen la razón de una polis. Concepto que es sinónimo del Bien Común. Usted puede estar seguro que todos se unirían a su proyecto de gobierno si privilegia el Bien Común.

 Usted entiende que la polis es una comunidad de vida: compartir una forma de vida en común, sin otro fin que ordenar su propia mejora común: polis: forma de vida propiamente humana. En el entendido que el Bien Común político no es otra cosa que el bien o perfección de la polis, es decir, la bondad o la vida común en la polis. El bien común es lo común, por la comunicación de finalidades comunes. Ahora, la virtud dispone correctamente al sujeto con respecto al Bien Común y por eso, no hay ninguna virtud cuyos actos no sean ordenados al Bien Común. Y la justicia es la virtud la primera de las virtudes morales, y esta es la virtud propia del ciudadano. Resumiendo, estamos hablando de acudir a los principios y valores cristianos como fuente del bien común por encima de cualquier otro argumento.