Hong Kong y su lucha por la autonomía | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 15 de Junio de 2019
Iverson Ng (*)

DESPUÉS de que 1 millón de manifestantes expresaran su oposición contra el Proyecto de Extradición en Hong Kong el domingo pasado, decenas de miles de habitantes de Hong Kong salieron a la calle de nuevo en momentos en que el gobierno se comprometió a continuar con la agenda legislativa controlada por el Parlamento de Hong Kong, dominado por fuerzas leales a Pekín.

Después de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, el gobierno finalmente pospuso el proyecto de ley sin anunciar la nueva fecha para reanudar la segunda lectura del proyecto. Los disturbios violentos terminaron con 72 personas de entre 15 y 66 años heridas.

El Proyecto de Ley (Enmienda) de “los Fugitivos y la Asistencia Legal Mutua en Materias Criminales”, o el llamado “Proyecto de Ley de Extradición”, eliminaría, si se aprueba, las limitaciones geográficas de la actual Ordenanza de Delincuentes Fugitivos para permitir que la extradición tenga lugar entre Hong Kong y otros países. Hong Kong no tiene acuerdos de extradición existentes. Está en aumento la preocupación del público en general, abogados, grupos empresariales locales e internacionales con respecto a la independencia judicial de esta ciudad. Los habitantes de Hong Kong temen que esta legislación sea usada por motivaciones políticas, aunque sus puntos más destacados sean los casos de “ofensa de carácter político”. De hecho, sus temores provienen de la historia de protestas de Hong Kong.

Desde la entrega de Hong Kong de Gran Bretaña a China en 1997, hubo tres movimientos principales en toda la ciudad de los cuales dos de ellos tuvieron éxito. La primera protesta masiva en 2003 obligó al gobierno local a retirar el proyecto de ley de seguridad nacional. La segunda tuvo lugar en 2012 y el plan de estudios nacional de educación propuesto se pospuso indefinidamente. Aunque el Movimiento Paraguas 2014 no cumplió a cabalidad los deseos de las masas de elegir directamente al líder de su ciudad.

En 2003, medio millón de manifestantes de Hong Kong salieron a la calle para oponerse a la legislación de seguridad nacional que se consideraba una amenaza a las libertades de esta ciudad garantizadas en la Declaración Conjunta Sino-Británica rectificada por Gran Bretaña y China en 1984. En aquel entonces, el Consejo Legislativo (el Parlamento de Hong Kong) era más independiente del Poder Ejecutivo. Si bien los campos pro-establecimiento y pro-democráticos eran claramente visibles, las elites empresariales locales y los leales a Beijing no siempre estuvieron en línea con los partidos pro-establecimiento. Los habitantes de Hong Kong se manifestaron pacíficamente y terminaron con la renuncia de James Tien, un miembro del Consejo Ejecutivo, que provocó el retiro de la legislación propuesta sobre seguridad nacional.

Entre 2003 y 2012, hubo oleadas de protesta porque los hongkoneses querían elegir directamente a su jefe de gobierno. El artículo 45 de la Ley Básica, la Constitución de Hong Kong, faculta a esta ciudad de ser manejada autónomamente en casi todos los aspectos a excepción de las relaciones exteriores y los militares. Pero el despertar político de Hong Kong fue útil durante el verano de 2012, cuando miles de jóvenes manifestantes y padres se comprometieron a pasar la noche en la Plaza Cívica, un área abierta ubicada fuera del Complejo del Gobierno Central. Después de diferentes modos de resistencia, como manifestaciones, huelgas de hambre y boicot de clase, el gobierno finalmente rechazó y retiró las pautas de educación nacionales. El movimiento fue ampliamente pacífico.

Pero 2014 fue un punto de inflexión para Hong Kong, cuando decenas de miles de habitantes ocuparon los principales distritos financieros durante 79 días. Iniciada por dos profesores de Hong Kong y un reverendo en 2013, los habitantes de Hong Kong comenzaron a discutir la posibilidad de un movimiento pacífico de desobediencia civil para paralizar los principales centros de transporte en los distritos comerciales centrales a cambio del sufragio universal. Si bien la propuesta se recibió con respuestas variadas, la ocupación fue provocada por la violencia excesiva de la policía de Hong Kong cuando arrestaron a los estudiantes que se manifestaban fuera de la Plaza Cívica. Ordenado por el comandante en jefe de la policía para despejar las vías principales, se dispersaron 78 latas de gas lacrimógeno contra los manifestantes desarmados.

La escalada de la fuerza policial no dispersó a los manifestantes, pero miles más se unieron a estos para mostrar solidaridad. Sin embargo, el gobierno de Hong Kong no retiró su propuesta de reforma electoral que era vista como un “falso sufragio universal”. Las autoridades insistieron que fue Beijing el que tomó la decisión final de no conceder a los hongkoneses la elección directa.

El proyecto de ley de extradición es solo la punta del iceberg. Hay muchas otras leyes a las que el público en general se opone en Hong Kong. En 1984, Gran Bretaña y China prometieron a Hong Kong disfrutar de un estatus especial al defender los principios de “Un País Dos Sistemas”, “alto grado de autonomía” y “50 años sin cambios”. Dicha promesa fue escrita en un tratado internacional legalmente vinculante. Pero como Gran Bretaña está sufriendo las consecuencias del referéndum Brexit y China está dominando la economía global, Hong Kong, la llamada “Ciudad del mundo de Asia”,  quizás, está sola para enfrentar su propio destino.

*Estudiante de maestría en Estudios UE-Rusia, Universidad de Tartu, Estonia. Se trasladó de Hong Kong a Estonia desde 2017