Periodismo y democracia | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Junio de 2019
  • Manuel del Socorro Rodríguez y la libertad
  • La amenaza de dictaduras y autoritarismos

 

 

En Santafé de Bogotá la imprenta la introdujeron las comunidades jesuitas para facilitar su tarea evangelizadora y educativa. En 1741 el superior de esa congregación, Pedro Diego Terreros, solicitó al Consejo de Indias que se proveyera de varias imprentas a los colegios de la orden religiosa. La petición fue denegada y así el hermano impresor Francisco de la Peña vio truncada sus expectativas. La imprenta de los jesuitas permaneció, entonces, guardada hasta nueva orden, la que nunca llegó. Incluso en tiempos del rey Carlos III, en 1767, se dispuso la clausura de las entidades de esta comunidad en Hispanoamérica y su expulsión.

De esta forma, el primero en inaugurar una imprenta e intentar una publicación periódica en Santa Fe de Bogotá y la Nueva Granada fue Don Manuel del Socorro Rodríguez, razón por cual se le reconoce como el “Padre del periodismo nacional”. Su intención era informar de las noticias más importantes de la época. De allí su meritorio e histórico “Aviso del terremoto”, el 12 de julio de 1785. Aquellos ejemplares del primer periódico salieron sin fecha y al final decía “Imprenta Real de don Antonio Espinosa de los Monteros”. Inicialmente salieron tres tiradas dedicadas al movimiento telúrico. Posteriormente, Rodríguez, cubano de nacimiento, publicó “La Gaceta de Santa Fe de Bogotá”.

No hay que olvidar que Santa Fe de Bogotá en aquellos tiempos coloniales era una de las capitales coloniales más alejadas del mar, por lo que transportar la imprenta desde Europa por barco y en naves menores a través del río Magdalena hacia el centro del país, para luego hacer un largo trecho por tierra hacia los 2.600 metros de altura de la capital, fue  una tarea titánica. El alborozo de los santafereños al enterarse de la llegada de la imprenta fue estremecedor. Con ella no solo se ingresaba a la era periodismo real y la posibilidad de reflejar la historia del día a día, sino que la desconexión entre la Colombia y España parecía disminuir.

Rodríguez era un estudioso de origen modesto que por su esfuerzo subió peldaño a peldaño en la escala social. Estudió por su cuenta y consiguió que en el Real Colegio de La Habana lo examinaran y reconocieran sus conocimientos. Se inició como artesano y siguió como orientador cultural en la capital del Virreinato de la Nueva Granada. Sus ensayos periodísticos le ganaron el favor de las pocas gentes letradas de la ciudad y del propio Virrey Ezpeleta, lo que le permitió fundar “El Papel Periódico de la ciudad de Santafé”, la primera obra periodística en nuestra tierra que lo consagró en los anales en la historia y que salió a la luz pública el miércoles 9 de febrero de 1791. Una verdadera hazaña era el sacar ese periódico de ocho páginas semanalmente, más porque en estas se observaba una amplia dedicación a la cultura, el buen y refinado uso del castellano y la información objetiva, algo muy propio de la Ilustración.

Don Manuel del Socorro Rodríguez fallecería el 2 de junio de 1819 y su nombre figura en los anales de la historia colombiana no solo como el “Padre del periodismo” nacional, sino como afinado bibliotecario, ensayista y poeta neogranadino. Se están cumpliendo, entonces, 200 años de su desaparición.

El noble ejemplo dejado por su independencia de criterio, pasión por la cultura y capacidad de interpretar los hechos y divulgarlos, así como por la constancia e insobornable amor al oficio, siguen hoy  enalteciendo e inspirando a generaciones de periodistas. Más aún en momentos en que las redes sociales y la multiplicidad de autopistas de tráfico de información han generado una verdadera torre de babel moderna, en donde no se sabe qué es verdad y qué es mentira, salvo por aquellos medios de comunicación que siguen fieles a su misión de personeros de la verdad.

El legado de Don Manuel del Socorro Rodríguez retumba aún más frente a casos como los que se observan en países como Cuba, Venezuela o Nicaragua, en donde los regímenes opresores no permiten la libertad de prensa y el oficialismo trata de manipular la información a su antojo. Una prueba más de esta tendencia de los gobiernos autoritarios se dio esta semana, cuando un medio de comunicación venezolano fue condenado a pagarle una millonaria multa al cuestionado presidente de la Asamblea Constituyente venezolana, Diosdado Cabello, quien ha encabezado el cierre o sometimiento a la dictadura de no pocos periódicos, cadenas radiales, canales de televisión y portales web.

Al cumplirse el bicentenario de la muerte del “padre del periodismo” colombiano debemos insistir la defensa de la noble causa de la libertad de prensa en nuestro continente. Mientras ella no se restablezca, no se puede hablar de democracia y menos de respeto a los derechos humanos.