El tenis de mesa adaptado, orgullo paralímpico | El Nuevo Siglo
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Martes, 2 de Junio de 2020
Redacción Deportes

Tradicionalmente, los deportes convencionales han servido de impulso para la creación de varios paralímpicos, pero en el caso del tenis de mesa adaptado, este ha sido el motor del tradicional, al punto que se disputó primero en unos Juegos del sector (Roma 1960), casi tres décadas antes de que el otro se estrenara en los Olímpicos de Seúl 1988.

Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX, cuando las familias nobles británicas lo emplearon como medio de entretenimiento. La forma en que se disputa es muy similar al practicado por personas sin discapacidad, aunque el sistema de puntuación sí es distinto. Los partidos son a cinco sets y cada uno de ellos lo gana el primer jugador que logre los 11 puntos (o una diferencia de dos puntos si se superan los 11).

Según un informe del Comité Paralímpico Internacional (IPC), en la actualidad es el deporte más practicado en el planeta y basta revisar su programación en Tokio 2020 para comprobarlo: se darán cita en la capital japonesa 300 participantes para disputar 31 podios.

Su clasificación funcional se divide en 11 clases, por el grado y tipo de discapacidad de la persona. Entre la 1 y la 10, se ubican aquellas con discapacidad física o parálisis cerebral, siendo las de la 1 las más afectadas y las de la 10 las más leves. De igual manera, los deportistas entre la 1 y la 5,  compiten en silla de ruedas, mientras que los de la 6 a 10 lo hacen de pie. La clase 11 corresponde a los atletas con discapacidad intelectual.

“El tenis de mesa paralímpico me ha dado una serie de valores que me han servido para afrontar la vida de una mejor manera. Con él aprendí a tener más disciplina y perseverancia”, destaca Manuela Güapi Guzmán, la actual campeona nacional de esta disciplina que incluye competencias a nivel individual y por equipos en ambas ramas.

Para esta medallista parapanamericana en juvenil y mayores, los logros alcanzados son “la razón de practicar porque también le dan felicidad a la familia y eso no tiene precio”. Lo conoció por un amigo que la invitó a practicarlo en Envigado y desde entonces, su vida tuvo otro rumbo. “Empecé a definir mis metas y sueños y el deporte es el motor para cumplirlos”, apunta.