“Los dos Papas” | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Junio de 2020

 “Todo lo que sucede es admirable”, escribió acertado pensador. Suceda lo que suceda, cosas hermosas y confortantes, y aún las que se perciben aterradoras, algo tienen de aprovechable y admirable. Estamos consternados con los males a causa de la pandemia que nos viene azotando, pero hay algo, todavía, que trata de entenebrecer el horizonte, y es que no falten ante ella, espíritus mezquinos que quieran sacar ventajas, hasta perpetrando ilícitos. Ni falten quienes quieran que pasen los peligros para poder dar rienda suelta a sus pasiones e impulsarlas contra sus adversarios a toda escala.

Pero, no obstante estas reales y graves circunstancias, y dejando a un lado ese triste panorama, nos conforta que encontramos a millares de esforzados por el bien general, desde sacrificados y desvelados gobernantes, personal de la salud que entiende su misión de defender la vida, creadores de bien con miras generosas y no egoístas, cultores de espíritu que muestran valores dignos de desvelo y cultivo, animadores de familias bien constituidas que y hoy mañana salvarán a la progenie humana.

Es en este estrado en donde he encontrado situaciones que han traído a mi mente mis reflexiones iniciales. Así he tenido frente a mí bendecir a Dios por los hechos en que me he encontrado. Tal vez nunca como en este ambiente había aprovechado tanto la celebración de la Semana Santa, y echado tan confortantemente búsqueda de la fe como en este año. También nunca una producción televisiva me había impactado tanto como la titulada Los dos Papas, con su mérito cinematográfico, y lo atinado de su guion destinado a prudente apreciación de hechos y pensamientos aún encontrados.

Dediqué dos horas a esta serie de los Papas, dirigida por Fernando Meirelles, con guion de Anthony Mc.Carten. He quedado bastante satisfecho de haber aprovechado mi tiempo admirando el gran arte de los actores, Kins como Benedicto, y Pryce como Francisco, que presentan con gran aproximación el pensamiento y preocupaciones de estos dos grandes Pontífices. No se trata de una transmisión literal de los términos usados por ellos, pero sí con gestos de notable altura, así tengan puntos de vista opuestos.

Se acercaron registas y actores a temas que requieren precisión y justa versión, como el trascendental de la renuncia de Benedicto, las discutidas actuaciones de Bergoglio en las difíciles situaciones de sus súbditos Jesuitas ante los gobiernos dictatoriales de Argentina, así como la tarea de purificación de la Iglesia ante dolorosos hechos pedofilícos de Sacerdotes que ha exigido verdad, prudencia, justicia y mano fuerte.

Hay detalles en la película de no estricta exactitud, pero no se ve mala fe sino libertades literarias que no desfiguran el fondo de un pensamiento que ha querido ser respetuoso. En la pandemia he tenido admirable ocasión de poder ocuparme de algo provechoso para mí, y mis lectores, como la presentación de la persona de los Papas, sin que aparezca uno como el “bueno” y otro el “malo”, sino, en edificante emulación, en búsqueda del bien de la Iglesia y de la humanidad, con actitudes rectas e impregnadas de la verdad y caridad del Evangelio.

Obispo Emérito de Garzón

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