El club del 1% | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Junio de 2021

Confieso que he sido escéptico de la renta básica. Por un lado, la propuesta de que fuera “universal” me parecía inmoral, el solo hecho que le lleguen subsidios a quienes no lo necesitan me causa estupor. Por otro lado, como lo he repetido en columnas anteriores, hay suficientes ejemplos de subsidios que terminan generando desincentivos para trabajar y convirtiéndose en trampas de pobreza. Sin embargo, hace unos días conocí una iniciativa de renta básica que seguramente dará mucho de que hablar en Colombia.

El proyecto se llama el club del 1%, y busca que quienes puedan hacerlo donen hasta el 1% de su salario, que será invertido en una renta básica sin condiciones de $300.000 pesos a una persona en situación de extrema vulnerabilidad. El solo hecho de ser una iniciativa 100% privada, en donde por regla general deben mantener alejados a los políticos me pareció ser más eficiente que todos los programas estatales de lucha “contra” la pobreza. Y en el diálogo que sostuve con su fundador, descubrí que así era.

En primer lugar, han entregado el 100% de los subsidios a tiempo; en segundo lugar, le hacen seguimiento al 100% de los subsidios entregados; y, en tercer lugar, a la fecha de la conversación habían entregado más de 85 de cada 100 pesos donados. Pero además de la efectividad, quería conocer más sobre su impacto en las personas. A través de la Universidad Eafit hacen medición de impacto y los datos son bastante interesantes, las personas usan el dinero para alimentación, salud, educación, y sorprendentemente para emprendimiento. Muchos de las beneficiarias (son mujeres) han invertido parte de los recursos para emprender pequeños negocios locales que le permiten multiplicar ese ingreso.

Debo admitir que los resultados de este ejercicio me sorprendieron y la conversación dejó en todos los que asistimos, varias reflexiones. Primero, las personas saben mejor como invertir su dinero que cualquier funcionario sentado en una oficina en Bogotá, la renta básica se basa en el profundo respeto por el individuo y su libre albedrío. Segundo, al ser un monto inferior al ingreso medio, difícilmente logra desincentivar la búsqueda de empleo. Y tercero, desde el sector privado debemos hacer más iniciativas como esta que logren ser alternativa al Estado, con esto aumentamos la eficiencia, eficacia y disminuimos el riesgo de corrupción.

Luego de esta conversación, me quedé reflexionando sobre las oportunidades que se abren por la experiencia de proyectos como éste. El dominio de la educación pública por parte de Fecode está condenando a las nuevas generaciones de colombianos a la pobreza y peor aún a la incapacidad de aprender. Pensemos en un modelo privado que busque dar un cheque educativo a cada familia en situación de vulnerabilidad para que libremente pueda escoger la mejor educación para sus hijos. Démosle la oportunidad a un niño de estudiar en un colegio privado de alta calidad.

Para ayudar a salir de la pobreza, quitémosle al Estado el monopolio de la generación de oportunidades. Podemos hacer mucho más y sin duda lo haríamos mucho mejor desde el sector privado. Apoyemos iniciativas como la del club del 1%.