El dux Iván, Marqués de Carabas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Julio de 2018

En Colombia no hay instituciones, estamos sometidos a la voluntad del capataz que cabalga a sus bestias acorraladas en el Capitolio, ahora súbditos de Dux Iván Marqués de Cárabas, que obedece las órdenes del ¡Déspota emperador!  Su patrón ya le ha ordenó que asista con su futuro Ministro de Relaciones a obtener las vacunas que impidan descubrir, en la reconstrucción histórica de la verdad, los secretos que se han venido revelando sobre los antecedentes del Chalán y el ejercicio de su alienada necesidad de venganza, revelados por los espías de la CIA. 
En obediencia a esas aberrantes ambiciones del Gato con Botas, el dux ya logró que sus serviles improvisados aduladores, violando todos los principios constitucionales, mediante la ley se burlaran de las reglas constitucionales decretadas en el acto legislativo 1 de 2017 y, empezara ya la batalla de guerra que el abuelo de la “Paloma” Violencia puso en práctica durante su gobierno y que ahora su nieta, heredera de la tara y  legendaria aberración de los politiqueros, una meta insatisfecha e insatisfactoria, intenta, pensando desde ya en  su gloria futura de poder en este pueblo enfermo.
A tal grado llega este fenómeno que el Santo J.M, autor de la JEP, renuncia a sus facultades de control constitucional y consiente que la Carta se viole, descaradamente, para evitarse con esa complicidad que se le siga juzgando como socio de los claudicantes guerrilleros.
Todo este episodio lleva a recordar un himno nacional, autoría de Arnulfo Briceño y que en unas de sus estrofas hacen profecías:

“A quien engañas abuelo, yo sé que tú estás llorando
Ende que taita y que mama, arriba tan descansando
Nunca me dijiste cómo, tampoco me has dicho cuándo
Pero en el cerro hay dos cruces que te lo están recordando

Bajó la cabeza el viejo y acariciando al muchacho
Dice tienes razón hijo, el odio todo ha cambiado
Los piones se fueron lejos, el surco está abandonado
A mí ya me faltan fuerzas, me pesa tanto el arado
Y tú eres tan solo un niño pa sacar arriba el rancho
Me dice chucho el arriero, el que vive en los cañales
Que a unos los matan por godos, a otro por liberales
Pero eso que importa abuelo, entonces que es lo que vale
Mis taitas eran tan buenos, a naides le hicieron males
Solo una cosa compriendo, que ante Dios somos iguales

Aparecen en elecciones unos que llaman caudillos
Que andan prometiendo escuelas y puentes donde no hay ríos
Y al alma del campesino llega el color partidiso
Entonces aprende a odiar hasta quien fue su buen vecino
Todo por esos malditos politiqueros de oficio
Ahora te comprendo abuelo, por dios no sigas llorando”
El temor de los que por el voto en blanco optaron intuían que el heredero del Chalán obedecería a su patrón y el petrificador del M 19 provocaría otro trauma igual al que padece este pueblo por el sexo y el fútbol.