El hombre manda, la mujer obedece | El Nuevo Siglo
Sábado, 6 de Julio de 2019

A pesar del agresivo machismo, la mujer se ha superado en forma excepcional. Ya en las universidades, de cada 100 estudiantes, 55 son mujeres. En las oficinas, en el arte, en la profesión, en las entidades financieras y en el ambiente comunitario la mujer se impone con su liderato, con su esfuerzo, con su inteligencia y con su deseo de cooperar y servir abnegadamente.

En el sector rural prevalece la injusticia. A la mujer se le educa para la sumisión, no para la libertad y la responsabilidad. Si es joven debe obediencia a su padre; si es casada debe acatar a su marido y si se encuentra viuda debe sometimiento al hermano mayor. En el hogar empieza la discriminación; al hijo lo mandan a jugar fútbol y a la niña a lavar platos. La mujer en lo sexual tiene que ser recatada. El varón, entre más mujeres enamore, es más hombre. El macho no puede llorar. Las niñas son más dóciles y ponen más quejas. Los juguetes para niñas son muñecas, cunas, cascabeles, flores, pájaros, pelotas de colores suaves. A los niños se les familiariza con pistolas, puñales, camiones, soldados. Al niño de le induce a salir de su casa, a explorar, negociar, dominar, es decir, se le prepara para ejercer el poder. Los juguetes de la niña la inducen a la coquetería y el arte de agradar. Sus manos solo sirven para cocinar, lavar y coser.

La literatura infantil tiene también su propia filosofía. En los relatos el hombrecito es el salvavidas, el que piensa, manda, somete, libera y destruye. La niña es la que sirve, sonríe, apoya y obedece con ternura. Aun a la madre moderna se le describe con bebés, plancha y ollas; jamás como mujer asalariada, obrera, científica, líder. En el deporte a la mujer se le prepara para ser esbelta, graciosa, delicada, decorativa, al hombre para que mejore su imagen varonil, fuerte y machista. La muñeca, a la que baña, viste y alimenta.

Nuestra campesina es la más marginada de las marginadas. Para ella hay menos oportunidades de estudio y son mayores los riesgos de enfermedades, desnutrición y muerte. Carece de seguridad social, vivienda y servicios públicos. La mujer rural trabaja en pie de igualdad con su esposo. Atiende el aseo de la casa y la crianza de los hijos. Cuida los animales.

La campesina no tiene protección para la maternidad, lo cual genera una altísima mortalidad infantil y materna. Hay que ampliar el seguro social a este sector. La campesina es la mayor abandonada por el Estado, la sociedad y la familia. Su única alternativa es dejar la parcela y emigrar a la ciudad para ingresar en los ejércitos de desempleados, en la prostitución, servicio doméstico, trabajadoras informales y marginados en general.

La campesina proporciona la mayor parte de alimentos, combustibles y agua a los hogares rurales. Realiza tareas de protección del medio ambiente. Como no tiene bienes, los créditos hipotecarios se radican en cabeza del compañero.