Perry, el marco fiscal y el olvido | El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Julio de 2019

ES TRISTE, peor aún, desalentador, pero así es la política. Personajes del escenario público que apuntaban al podio de “estadista”, de referente “moral” e intelectual de la tribu, por soberbia, orgullo y tibieza, se dejaron enlodar con las nimiedades de la política.

Eso le pasó al Dr. De la Calle Lombana: hombre probo, intelectualmente capaz y quien mostraba gestos valientes de independencia, carácter y prestigio moral como cuando renunció a la vicepresidencia por los evidentes actos de corrupción del expresidente Samper o cuando lideró con éxito la Constitución de 1991, incluso, cuando asumió el liderazgo de la negociación con los terroristas. Pero cayó en la trampa. Por defender unas banderas que quizás no eran del todo suyas, empezó a mentir una y otra vez. Se dejó enlodar.

Ahora parece que el turno es para el Dr. Perry, inefable exministro de hacienda. En efecto, se podrán decir muchas cosas de él, pero el país lo tomaba por serio. Pensábamos que el déficit estructural que según la Contraloría supera los 30 billones de pesos (superior al 3% PIB), no le podían ser achacables al gobierno entrante. Más aún, pensábamos que los economistas de peso saldrían a recibir con beneplácito la idea de reducir sustancialmente tan inapropiado déficit.

Y pensábamos también que los grandes tecnócratas de la economía nacional, como lo era el Dr. Perry, estarían de acuerdo con el hecho de reducir la mayor deuda pública de la historia, heredada por un gobierno despilfarrador (Pej: cerca de 1 billón para publicidad del acuerdo de La Habana) que nos obliga a pagar casi más intereses para servir la deuda que dineros destinados a la inversión social en educación y salud, por ejemplo.

Y pensábamos que comprendían que no vale la pena tener bienes de renta cuando sus cánones no producen ni para pagar la cuota de hipoteca de los bancos y que el debate sobre las bondades de privatizar ya había echado suficientes raíces como para que un exministro de la talla (¿cuál?) del Dr. Perry cuestione las bondades del marco fiscal a mediano plazo aduciendo “peligrosos maquillajes”

En fin, y sin que me traicione mi memoria, bien vale citar a Shakespeare, en el Otelo: “no hay peor injuria que la sospecha”. Esa sospecha se justificaría en el periodista, siempre limitado, siempre adusto, siempre lejano a la técnica, pero nunca se esperaría de un exministro de Estado, de un exministro de Hacienda pública.       

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.

@rpombocajiao