El amor virtual | El Nuevo Siglo
Miércoles, 8 de Julio de 2020

A ninguno se le ocurrió hace cien años que vendría con la tecnología la época del amor vinculado al ciberespacio, el uso de las aplicaciones se ha disparado, un cambio cultural no suficientemente analizado.

La red atrapa a millones de personas en los cinco continentes, a través de la historia el amor a distancia estaba presente, célebres son las obras literarias, novelas, poemas y cartas, algunas de ellas perdidas por el hundimiento de barcos o fallas en los correos, ahora aparecen nuevas aristas, se acuerdan tratos de exclusividad durante la cuarentena, sobresalen juramentos, surgen culpas, el sexo está en línea, “amo el momento del día o de la noche en que puedo conversar contigo.”   

Ocurren estafas, suplantación de identidades, la verdad no siempre resplandece pero los romances de cualquier tipo o género se incrementan sin distingos de razas, nacionalidades, estratos, edades o religiones. Los tiempos no son los mismos, las fantasías adquieren dimensiones impensables, Eros tiene fuerza, el internet es herramienta afectiva, las webs de contactos crecen, los números de Tinder, aplicación poderosa del planeta así lo demuestran, hace un mes registró tres mil millones de usuarios, el doble del anterior, conectados en prolongadas sesiones con suegros y cuñadas virtuales incluidos.

La tecnología cambió la forma de conocer e interactuar, trajo otras maneras de socializar y relacionarse que se extienden más allá de lo académico, lo comercial o turístico donde gracias a la pantalla es posible acceder por anticipado a regiones, países y museos. Antes constituía  acto de valentía subirse a un buque corriendo múltiples riesgos,  viajar durante meses y casarse con el hombre autor de hermosas misivas, la mejor opción prevista  es  treparse a un jet, alejada la pandemia, con el objetivo de  constatar que  lo virtual coincide con lo real.    

No alcanzo a imaginar cómo hubiera sido la comunicación virtual de Casanova  o Cleopatra con sus parejas. Para sociólogos, sicólogos, siquiatras y doña Esther hay amplio margen de trabajo,  la noticia se encuentra en  pleno  desarrollo.