Alud de proyectos electorales | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Agosto de 2018
  • Evitar ‘torre de babel’ en la materia
  • Comicios regionales a un año largo

 

La próxima semana el Congreso en pleno debe elegir a los nuevos magistrados del Consejo Nacional Electoral (CNE). Ya los distintos partidos tienen avanzadas sus gestiones para postular sus respectivos candidatos, en tanto que, así como pasó con la escogencia el lunes pasado del Contralor General, se adelantan conversaciones entre las bancadas para lograr acuerdos políticos respecto a la integración del alto tribunal. Más allá de esas circunstancias coyunturales lo que resulta claro es que la legislación electoral en Colombia necesita un ajuste a fondo, no sólo porque hoy parece una colcha de retazos, por demás incoherente, arcaica y contradictoria, sino porque el sistema democrático en el país aún arrastra muchos vicios y falencias que impiden hablar de una verdadera transparencia en la materia.

El nuevo gobierno ya radicó un primer proyecto de reforma política que plantea eliminar el voto preferente, impulsa la democratización interna de los partidos, pone un límite máximo de periodos en el Congreso e incluso abre camino a la paridad de género en las listas de candidatos para las corporaciones públicas. También se propone un cambio al CNE en cuanto a dotarlo de autonomía técnica, administrativa, financiera y presupuestal.

Por igual, otros partidos han radicado no menos de seis iniciativas que tienen que ver con modificaciones políticas y electorales. Esos proyectos proponen, por ejemplo, establecer el voto a partir de los 16 años, una segunda vuelta en comicios para gobernador o alcalde, nuevas reglas del juego para las coaliciones de partidos y movimientos políticos, normas para garantizar el debido proceso en causas electorales, más controles a las votaciones y escrutinios, la adopción de la carrera electoral y otros tantos mecanismos para contrarrestar vicios y corrupción en este aspecto.

Se sabe, también, que tanto la Registraduría como el propio CNE tienen listos sendos proyectos de reforma política y electoral que, según lo anunciaron meses atrás, solo radicarían una vez pasaran todas las citas a las urnas de orden nacional este año. Ello ocurrirá hoy, una vez se vote la consulta popular anticorrupción.

De otra parte, también hay voces que proponen que se retome la propuesta presentada el año pasado por la Misión Electoral Especial, que planteó las bases de una reforma a fondo. Esa iniciativa fue entregada al gobierno Santos, que le introdujo muchos cambios y luego la radicó en el Congreso, en donde se le hicieron más ajustes, al punto que la academia denunció que el espíritu de la iniciativa se había desvirtuado peligrosamente. Al final, el cuestionado articulado que sobrevivió terminó hundiéndose sin pena ni gloria en la agonía del llamado ‘fast track’ o vía rápida legislativa, en noviembre pasado.

Con el cambio de gobierno el tema de la reforma política y electoral ha vuelto a la primera plana. Como se dijo, el Ejecutivo ya radicó algunas iniciativas al respecto y los partidos otras, en tanto se esperan más proyectos en las próximas semanas.

Frente a esa avalancha de propuestas lo procedente es actuar con serenidad y ponderación. No se puede caer en una especie de ‘torre de babel’ normativa. La acumulación de las iniciativas debe hacerse con objetividad y cautela, para que los textos legales y constitucionales resultantes sean coherentes y eficaces. Hay que definir un nuevo marco de regulación política y electoral y, concretado ello, avanzar en la construcción, pieza por pieza, de un nuevo sistema que garantice la transparencia y funcionalidad democráticas. De igual manera, no se puede dejar de lado que algunos aspectos de esta reforma se cruzarán con los de la reingeniería judicial, en donde también se plantea modificar facultades electorales de los magistrados o la escogencia de los mismos.

Por ahora es mejor esperar algunas semanas a que se radiquen todos los proyectos y empezar, luego, a su compilación objetiva y ordenada. Estando los comicios regionales y locales a un año largo, hay que actuar sin prisa pero sin pausa.