Venezolanos en el exilio | El Nuevo Siglo
Viernes, 24 de Agosto de 2018

Ha sido largo el historial de solidaridad compartida entre Colombia y Venezuela sobre el tratamiento que se ha dado a los perseguidos políticos. En el siglo XX, en medio de las dictaduras militares, fueron muchos los ciudadanos del hermano país que buscaron refugio en nuestro territorio. No es sino recordar a distinguidos miembros de la generación que en Venezuela identifican como de 1928, conformada por un grupo de aguerridos estudiantes que luchaban contra el régimen de Juan Vicente Gómez, que luego se consagrarían como los dirigentes históricos de la democracia venezolana; entre ellos se destacan Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Miguel Otero Silva y Valmore Rodríguez.

Las crónicas recuerdan que estos jóvenes habían adquirido una frutería en Barranquilla, para poderse sostener, en la que se reúnen cuotidianamente con el fin de redactar el borrador de lo que se conoce como el “Plan de Barranquilla”, el primer programa de acción política que luego se convertiría en la base de la plataforma ideológica del Partido Acción Democrática que se fundara en 1941. El “Plan de Barranquilla” se firmó el 22 de marzo de 1931 y tiene como eje la reivindicación de la lucha contra el caudillismo militarista que ha sido una nefasta tradición en Venezuela.

Del mismo modo, el padre del actual presidente, Nicolás Maduro García, sale de ese país en 1945 y se radica en Ocaña, donde termina el bachillerato en 1947. Lo propio ocurrió con la dictadura de Delgado Chalbaud y Pérez Jiménez entre 1948 y 1958; periodo en el que se refugiaron muchos en Colombia. En particular los regímenes de Gómez y Pérez Jiménez encarcelaron y desterraron del país a jóvenes que lideraron la oposición a sus gobiernos dictatoriales.

En la década del 60 se presentó una fuerte corriente migratoria de trabajadores colombianos del campo y la construcción hacia Venezuela que ayudaron a suplir las necesidades que allá tenían en esos frentes. Muchos construyeron familias y sus hijos son venezolanos. Esa circunstancia nos la han enrostrado desde entonces.

Con el régimen chavista la práctica de expatriar adversarios políticos se vuelve recurrente y se agudiza con el gobierno de Maduro, en el que encarcelan a importantes dirigentes de la oposición como Leopoldo López y Antonio Ledezma, entre otros, y muchos de ellos se han visto forzados a salir a otros países por montajes que buscan judicializarlos y encarcelarnos para acallarlos.

Ahora, en medio de la paranoia que vive la camarilla dominante en Venezuela, se inventaron el cuento absurdo de que se prepara una invasión desde Colombia y de “planes de guerra”. Habráse visto. Los colombianos hemos sido magnánimos abriéndoles las puertas a más de un millón de venezolanos en forma solidaria, mientras el régimen de Maduro nos cierra la frontera, deporta colombianos humildes y nos acusa con toda clase de epítetos. Tampoco es justo que los países bolivarianos le exijan pasaporte a los migrantes venezolanos; este es un problema que reclama una respuesta eficaz de todos los americanos, de la OEA y la ONU.