La tosferina, enfermedad que prende las alarmas en Colombia | El Nuevo Siglo
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Martes, 20 de Agosto de 2019
Dificultad respiratoria, congestión nasal y fiebre son algunos de los síntomas para identificar esta bacteria

 

La tosferina es una enfermedad bacteriana altamente contagiosa que ocasiona una tos violenta e incontrolable que dificulta la respiración. Uno de los síntomas principales es la dificultad respiratoria provocando en el paciente un sonido "convulsivo" profundo cuando la persona trata de inhalar.

Esta bacteria afecta mayormente a los lactantes menores de 6 meses que no están protegidos por la vacuna correspondiente, y a niños de 11 a 18 años cuya inmunidad se ha empezado a desvanecer. En Colombia, las cifras del Instituto Nacional de Salud de 2013 a 2017 registraron 77 muertes, la mayoría en menores de un año.

Antes de que estuviera disponible la vacuna, en Estados Unidos morían anualmente unas 9.000 personas al año a consecuencia de esta enfermedad. Ahora, con esta vacuna disponible a nivel mundial, se ha logrado reducir la cifra de muertes anuales a menos de 20. Sin embargo, en los últimos años la cantidad de casos de tosferina ha empezado a aumentar de manera progresiva. En el año 2012, la bacteria tuvo una incidencia de 8.5 casos x 100.000 habitantes, la más alta que se hubiera visto en los últimos 20 años.

Según la Doctora Carolina Villalba Toquica, Médica MSC en Epidemiología y Salud Pública, Jefe Nacional de Salud Pública de Clínica Colsanitas es importante tener en cuenta la siguiente información que le ayudará a prevenir la tosferina.

¿Cómo se contrae la bacteria? La tosferina es muy contagiosa. La bacteria se transmite de una persona a otra a través de diminutas gotas de fluido que salen de la nariz o de la boca de una persona infectada. Estas gotitas de Flügge son aerotransportadas cuando la persona tose, estornuda o se ríe, infectando con la bacteria a otras personas que al inhalarlas o al tener contacto con sus manos la contraen.

Las personas que ya están infectadas con la bacteria tienen una etapa de incubación de la enfermedad luego de 2 semanas del inicio de la tos. Iniciar un tratamiento farmacológico tan pronto son evidentes los síntomas, disminuye el período de duración de la enfermedad.

¿Cómo se previene la bacteria? La tosferina se previene con la vacuna que hace parte del esquema nacional de vacunación para los menores de 5 años y las madres en periodo de lactancia. Recibir esta vacuna es especialmente importante para aquellos adultos que conviven o están en contacto frecuente con lactantes, porque estos últimos pueden desarrollar complicaciones de la tosferinagraves y de riesgo vital.

La inmunidad de un adulto a la tosferina disminuye con el tiempo, de modo que, si usted se vacuna y se protege contra esta infección, también ayudará a proteger de esta enfermedad a su hijo y a quienes lo rodean.

En recién nacidos y niños menores de 3 meses de edad, se recomienda la restricción de las visitas y los cuidadores deben estar previamente vacunados contra la bacteria.

¿Cuál es el tratamiento? Si tiene sospechas de ser portador de la tos ferina, acuda de inmediato al médico para que le asigne el tratamiento ideal de acuerdo a su condición médica. El profesional médico deberá realizarle una serie de exámenes para físicos, de laboratorio e imágenes diagnósticas para determinar el estado en que se encuentra la enfermedad.

La tosferinase trata con antibióticos. Muchos expertos consideran que los antibióticos son mucho más eficaces para acortar la duración de la infección si se administran durante la primera etapa de la enfermedad, antes de que se inicien los ataques de tos. En cualquier circunstancia los antibióticos son fundamentales, incluso si se empiezan a administrar más tarde, porque permiten detener el contagio de la enfermedad.

Algunos niños con tosferina necesitan tratamiento hospitalario. Los bebés y los niños pequeños tienen más probabilidades de ser hospitalizados porque presentan un mayor riesgo de desarrollar complicaciones, como la pulmonía.

La tosferina puede llegar a ser de riesgo vital en los lactantes menores de 6 meses de edad, que casi siempre deben recibir tratamiento hospitalario.