Tres décadas de la caída de la “Cortina de Hierro” | El Nuevo Siglo
AFP
Lunes, 19 de Agosto de 2019
Redacción internacional con AFP
En 1989, con el fin del Muro de Berlín y la antesala de la debacle soviética, se usó este término para ponerle fin a una división, primer ideológica y después física, entre el comunismo y el capitalismo en Europa. Hoy, Merkel y Orban conmemoraron sus 30 años de desaparición

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Hoy, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, y la canciller alemana, Angela Merkel, celebraron en Hungría la caída hace 30 años de la “Cortina de Hierro”,  que supuso el fin de la frontera entre la Europa comunista y los países occidentales.

Invitada por Orban, Merkel acudió a la ciudad húngara de Sopron, donde el 19 de agosto de 1989 más de 600 alemanes del Este, de vacaciones en Hungría, aprovecharon la apertura de un puesto fronterizo con Austria con ocasión de un “picnic paneuropeo” para huir al Oeste.

La “Cortina de Hierro” o “Telón de Acero” designa la separación, primero ideológica y luego física, establecida en Europa tras la Segunda Guerra Mundial entre la zona de influencia soviética en el Este, y los países occidentales. Esta barrera, emblema y frontera de la Guerra fría, cae en 1989 con el Muro de Berlín.

¿De dónde viene la expresión?

Esta metáfora fue popularizada por el británico Winston Churchill: “De Stettin en el Báltico a Trieste en el Adriático, una ‘Cortina de Hierro’ se ha abatido sobre el continente”, declara el 5 de marzo, en un discurso en Estados Unidos.

Su paternidad es atribuida al escritor ruso Vasili Rozanov, que la emplea en 1918 refiriéndose a la revolución bolchevique en su libro El Apocalipsis de nuestro tiempo. “Tintineando, rasgando y chirriando, un telón de acero cae sobre la historia de Rusia”.

Frontera ideológica, luego física

Esta frontera entre la Europa comunista y el Oeste, concebida por los dirigentes soviéticos para frenar la ideología occidental, se materializó progresivamente para frenar las fugas de ciudadanos hacia el Oeste.

Erigida desde 1949 por Hungría, y luego por otros países del bloque comunista, constaba de alambradas, fosas, muros de cemento, alarmas eléctricas, instalaciones de disparos automáticos y minas, que se extendía a lo largo de miles de kilómetros.

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El Muro de Berlín

En Alemania del Este los dirigentes comunistas decretan en 1952 una zona de prohibición de un ancho de 10 metros a lo largo de la frontera con la República Federal Alemana (RFA), con alambradas y puestos de vigilancia.

Sin embargo, el dispositivo tiene una falla: Berlín, separada en dos partes -una bajo control soviético, otra occidental- entre las cuales se puede circular sin mayores dificultades. Unos 3 millones de personas lograron refugiarse en la RFA a través de Berlín-Oeste entre 1952 y 1961, privando a la República Democrática Alemana (RDA) de sus principales profesionales.

El régimen de Alemania del Este obtuvo el acuerdo de Moscú para erigir en 1961 el muro de Berlín, que se presentó como un “escudo antifascista”.

El muro, circundado por su lado Este por un “no-man's land” (“tierra de nadie”), tenía 155 kilómetros (43 Km dividen Berlín en dos, de norte a sur, y 112 Km aíslan el enclave de Berlín Oeste del territorio de la RDA). Estaba compuesto esencialmente por cemento armado y en algunos lugares por vallas metálicas.

Arriesgada huida hacia el Oeste

Los viajes al Oeste de ciudadanos de Europa del Este eran únicamente autorizados bajo estrictas condiciones.

Los candidatos al éxodo asumían todos los riesgos. Entre 600 y 700 personas, según los historiadores, perdieron la vida al intentar huir del régimen este-alemán.

Solamente el Muro de Berlín ocasionó al menos 136 muertos. Unas 5.000 personas consiguieron no obstante atravesarlo, usando a veces estratagemas muy imaginativas. Una familia logró escaparse desde el techo de un edificio gracias a una tirolina conectada con familiares cómplices que esperaban más abajo, del otro lado del muro.

Otros huyeron a nado por el Spree, el río que atraviesa Berlín, por túneles o escondidos en vehículos.

1989, el desmantelamiento

En mayo de 1989, Hungría decide abrir su frontera con Austria, lo que constituirá la primera brecha en el “Telón de Acero”. El 19 de agosto más de 600 alemanes, de vacaciones en Hungría, aprovechan la apertura de un puesto fronterizo con Austria con motivo de un picnic paneuropeo para huir al Oeste, primer éxodo masivo de este tipo desde 1961.

Los regímenes comunistas de Europa del Este empiezan a caer, y la Unión Soviética, entonces dirigida por Mijail Gorbachov, no interviene. En la RDA se producen manifestaciones sin precedentes.

El 9 de noviembre, un alto dirigente de la RDA es interrogado sorpresivamente sobre la fecha de entrada en vigor  de los nuevos derechos de circulación para los alemanes del Este. “Que yo sepa, de inmediato”, balbucea ante la prensa.

Su respuesta desencadena un flujo de miles de berlineses del Este hacia los puestos fronterizos, cuyos guardias, desconcertados, acaban por levantar las barreras.

Durante la noche, los berlineses, eufóricos, celebran el acontecimiento encaramados en el muro, que luego empiezan a destruir a golpe de picos y martillos. Dos años después se produciría la implosión de la URSS.