El Secretario de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, lo ha anunciado esta semana, 24 millones de estudiantes de todo el mundo están a punto de abandonar el sistema educativo para siempre, por el masivo cierre de las escuelas ante el temor de la expansión de la pandemia.

En palabras del funcionario portugués “nos enfrentamos a una crisis generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, destruir décadas de progreso y profundizar desigualdades arraigadas”. La organización pide que se dé prioridad en todos los países del mundo en abrir las escuelas, como primera medida del desconfinamiento, cuando se tenga controlada la trasmisión local del virus e invita a perder el miedo de volver a las aulas.

Para la primera semana de agosto el mundo sumaba un acumulado de 18 millones de contagiados desde enero y más de 700 mil fallecidos. Sin embargo, las cifras son menores a lo que se proyectó en un principio de la pandemia y la mortalidad ha sido mucho menor de lo esperado. Lo cierto es que para esta semana solo existen 6 millones de casos activos en todo el planeta, lo que muestra un declive del contagio. Por otra parte, el Covid -19 no está siquiera en las 10 causas de muerte de este año. Sin embargo, las medidas y el temor la han puesto como el problema mundial Nº 1 ante el temor de rebrotes o de una tragedia global. Hoy el miedo le está ganando a las cifras.

Para la ONU el daño que le estamos haciendo a los niños del mundo es más grave que la pandemia, al mantenerlos encerrados, sin posibilidad de socializar, con un aumento de las brechas de acceso y de equidad.

Por otra parte, los casos de violencia intrafamiliar, el hambre, y la crisis social ha aumentado de forma exponencial. Sin contar con problemas bien sabidos como las dificultades para acceder a la conectividad, los altos costos del internet y la ausencia en muchos países del mundo entre ellos Colombia, de materiales educativos aptos y de calidad para que los estudiantes trabajen desde casa.

La situación en el mundo

Para el 5 de agosto, de los 195 países miembros solo 19 tiene las escuelas abiertas entre los que destacan Australia, Japón Vietnam, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Ecuador, Uruguay, Francia, Botsuana, Noruega, Suecia, Suiza, Austria y Belarús.

Otro grupo de países las tiene restringidas o con cierres en algunas regiones como EEUU, Rusia, China y gran parte de los países africanos y asiáticos. Mientras tanto, casi 100 países las mantienen cerradas, entre ellos casi toda América, el Cercano Oriente, el sur de Asia, los Balcanes, la Europa oriental y el norte de África. De los países más poblados que tienen todas sus escuelas cerradas se encuentran India, Brasil, México, Pakistán, Indonesia, Filipinas, Egipto, Turquía, Etiopía, Congo RD, Colombia, Argentina, Canadá e Irán.

Lo que evidencia la crisis del Covid-19 y la decisión política de cerrar las escuelas, es que la educación a distancia, sea radio, televisión o por internet, deja a muchos estudiantes rezagados. Sobre todo, a los que tienen discapacidades, minorías, desplazados, refugiados, población rural y en las áreas más pobres de las ciudades. La alarma se enciente cuando los países que las tienen cerradas son las que concentran los mayores niveles de pobre y desigualdad en el mundo: Brasil, México, India, Colombia, Pakistán, Indonesia, entre otros.

La invitación y recomendaciones de la ONU a los gobiernos es aprovechar la pandemia para transformar los sistemas educativos, mejorar las infraestructuras digitales, re imaginar la educación y los sistemas de enseñanza. Avanzar a sistemas progresistas y sobre todo el impartir educación de calidad, que permitan alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

México es de los países que ha manifestado el riesgo de perder los progresos de las últimas dos décadas, en inclusión, acceso y calidad. Por otra parte, países como Siria con 9 años de guerra que comenzaba a fortalecer el sistema educativo, se pierde una generación entera. Si se falla en la formación básica no se puede pensar a futuro en la formación de profesionales.

En Colombia hay mucha resistencia de los sindicatos docentes y de varios políticos. La invitación es mirar la situación de forma objetiva, sin exageraciones, sin escándalos, ver riesgos y posibilidades para que en el menor tiempo posible y todos los protocolos definidos se pueda volver a las aulas, y miles de estudiantes vuelva a tener garantizado el derecho a la educación.

*Especialista en educación