Uribe recargado: ¿qué hará cuando regrese al ruedo político? | El Nuevo Siglo
Foto Diana Rubiano / El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Septiembre de 2020
Redacción Política

Como se sabe, este proceso penal contra el exmandatario, que es investigado por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal, fue trasladado a la Fiscalía luego de que renunciara el pasado 18 de agosto a su curul en el Senado, perdiendo así la calidad de aforado constitucional y, por lo tanto, saliendo de la órbita jurisdiccional del alto tribunal.

Tan pronto como el proceso fue enviado a la Fiscalía, la defensa de Uribe, en cabeza del abogado Jaime Granados, pidió su inmediata libertad, tras considerar que hay un cambio de escenario procesal, puesto que el exmandatario ahora debe ser juzgado por la ley 906 de 2004, base del sistema penal acusatorio, y no por la ley 600 de 2000, que aplica la Corte Suprema.

Esa petición inicial de Granados fue negada por el fiscal encargado del caso, Gabriel Jaimes, quien indicó que la decisión sobre la libertad o no de Uribe la debe tomar un juez de control de garantías. Precisamente, el martes pasado se llevó a cabo una audiencia al respecto en Bogotá, en donde la defensa, la Fiscalía, la Procuraduría así como la parte civil, en cabeza del senador Iván Cepeda, al igual que el exfiscal Eduardo Montealegre y el ex vicefiscal, Jorge Perdomo (quienes piden ser acreditados como víctimas), expusieron sus respectivas tesis respecto al sistema penal aplicable, es decir la ley 906 o la ley 600.

Mientras que Granados, Jaimes y la delegada del Ministerio Publico, María Lourdes Hernández, insistieron en que debe aplicarse la ley 906, que rige todos los procedimientos en la Fiscalía, el abogado de Cepeda, Montealegre y Perdomo sostienen que el proceso tiene que seguir bajo el procedimiento de la ley 600, esto bajo la tesis de que lo que hubo fue un cambio de jurisdicción mas no de legislación. 

Lo cierto es que la juez suspendió la audiencia mientras analizaba las distintas posturas y citó para este martes, cuando no solo debe precisar el sistema penal aplicable sino, con base en este, decidir sobre la petición de libertad de Uribe. Granados ha sido enfático en torno a que el exmandatario debe quedar libre puesto que en el sistema penal acusatorio solo tras la instancia de imputación de cargos (que no se ha dado en este caso) se puede ordenar la captura de un procesado, caso distinto a lo que ocurre bajo la ley 600 en la Corte, en donde se puede emitir una medida de aseguramiento tras la indagatoria.

Aunque es un tema complejo desde el punto de vista jurídico, la mayoría de los expertos penalistas sostiene que la juez 30 terminará dándole la razón a la defensa, la Fiscalía y la Procuraduría y, por lo tanto, Uribe podría quedar libre este mismo martes.

Sin ataduras

Sin duda alguna el que el expresidente retorne al primer plano de la política colombiana tendrá muchas implicaciones. No solo es el dirigente que ha definido cuatro de los últimos cinco gobiernos (los dos suyos entre 2002 y 2010, el primero de Santos hasta 2014 y el de Iván Duque entre 2018 y 2022), sino que su partido, el Centro Democrático, es hoy el que más curules tiene en el Senado y está entre los primeros de la Cámara. De igual manera, esta facción política tiene una importante participación a nivel de gobernaciones, alcaldías, diputados y concejales. Todo ello, además, de ser el principal partido de gobierno y base de la coalición parlamentaria oficialista.

¿Cuál será ahora el rol de Uribe? Si bien, en caso de quedar libre este martes, el exmandatario solo habrá estado detenido por no más de seis semanas, regresará al ruedo político sin tener el estatus que ha ostentado desde 2014: el senador más votado y jefe de la bancada del partido mayoritario.

Para no pocos analistas es evidente que habrá diferencias en torno al papel que venía cumpliendo el expresidente sentado en su curul senatorial durante los últimos seis años y el que ahora empezará a ejercer desde afuera del Parlamento.

Sin las ataduras propias de un parlamentario, se espera que ahora se vea un Uribe más decidido a liderar el Centro Democrático, a ejercer su vocería de forma más directa y con la libertad propia del jefe natural de colectividad. 

“Claro que habrá diferencias, el Uribe senador ha sido más cauteloso e incluso respetuoso de las facultades y vocerías de la cúpula del Centro Democrático… No en pocas ocasiones él mismo advirtió que no le correspondía decidir ni comunicar determinados asuntos de táctica y estrategia política, sino que para eso había una dirección y unas instancias en el partido responsables… Ahora, sin escaño, Uribe tendrá mayor margen de acción y podrá ejercer su liderazgo de forma más directa y determinante”, le dijo a EL NUEVO SIGLO un alto dirigente de esa colectividad. 

¿Asumirá el expresidente la dirección del Centro Democrático, así como hoy, por ejemplo, César Gaviria es el jefe único del liberalismo? Según varios parlamentarios consultados por este medio, el expresidente no está “interesado” en asumir este rol de manera formal. De hecho, su respaldo ha sido la clave para que Nubia Stella Martínez se mantenga como directora del partido pese a que su nombre ha estado involucrado en el escándalo de la “ñeñepolítica”.

¿Entonces? “…Uribe ejercerá ahora más que nunca la jefatura real del partido, será él quien defina las reglas del juego para la campaña presidencial y la escogencia del candidato único para la Casa de Nariño… Nadie distinto a él señalará a la cabeza de lista para el Senado en 2022, ya sea abierta o cerrada… También será el expresidente quien defina el cómo y cuándo de la relación con el presidente Duque, si hay pronunciamientos públicos o lo que toque decirse se hace en privado… Incluso, ese tacto que como senador ha mostrado para no tratar de imponerle tan de frente su criterio al resto de la bancada que estaba sentada a su lado en el Senado o en la Cámara, ya quedará atrás”, agregó la fuente consultada.

Remezón

Como se ve, el Uribe que podría quedar libre este martes será muy distinto, en materia de acción política, al que ha venido mostrándose en los últimos años, incluso a la hora de expresar sus diferencias e inconformismos con Duque y sus ministros. Sería ingenuo desconocer que no en pocas ocasiones el ahora exsenador prefirió no expresar públicamente sus criterios distintos sobre determinadas políticas y acciones de la Casa de Nariño, dada su condición y referencia como jefe de la bancada y del partido del gobierno. Ahora, el tema será distinto y hablará con más libertad y sentido crítico, no hacia Duque, pero sí sobre el rumbo del país. Un tema clave, por ejemplo: ¿Referendo para reformar la justicia y acabar con la Corte Suprema? 

Sin embargo, en donde más se espera que se note el liderazgo directo y beligerante de Uribe de ahora en adelante es en lo referente a la campaña electoral para el 2022.

Los duelos políticos con Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Jorge E. Robledo y otros competidores estarán más a la orden del día.

Como lo indicó meses atrás EL NUEVO SIGLO, el propio exmandatario pidió a quienes aspiran a ser precandidatos de su partido que empezaran a mostrarse más ante la opinión pública y el electorado. También ha sido claro Uribe en que la estrategia proselitista de la colectividad ya no puede estar supeditada única y exclusivamente a su imagen y arrastre político y electoral. De igual manera, el expresidente es de la idea de que el uribismo debe encabezar la coalición de centro derecha para la sucesión de Duque en 2022, pero con uno de los suyos, antes que con un nombre de otra facción política.

Así las cosas, bien podría decirse que si el martes entrante el expresidente recupera su libertad, y puede seguir defendiéndose así de los distintos procesos que tiene la Fiscalía, la Corte y la Comisión de Investigación de la Cámara, el escenario político colombiano empezará a cambiar de manera sustancial.

El jugador más importante de las últimas dos décadas sale, literalmente, de la ‘banca parlamentaria’ en la que ha estado seis años y entra de titular, a manejar los hilos de su partido, de su relación con el Gobierno y de la definición de la estrategia para los comicios de 2022. En últimas, un Uribe recargado.