¿Es bueno o malo el uso de fertilizantes? | El Nuevo Siglo
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Sábado, 15 de Septiembre de 2018
Alvaro Sánchez

Periódicamente se establecen discusiones sobre las bondades o dificultades que el uso de los fertilizantes de origen químico tiene con relación al medio ambiente y a la vida humana en si misma; los argumentos a favor y en contra afloran permanentemente pero aún no hay argumentos lo suficientemente contundentes como para opacar las ventajas expuestas por la contraparte; dentro de este contexto quisiera exponer algunos puntos de vista que pudieran aportar al debate.

Comienzo por hablar de la problemática asociada a la seguridad alimentaria del planeta, que es quizá el argumento más sólido de los defensores del uso de éste tipo de elementos; para esto existe un cálculo elemental que muestra que, si la distribución de alimentos en el planeta fuera bien manejada la superficie cultivable del mismo podría abastecer hasta un 142% de la población actual, claro está con el uso de químicos y de transgénicos; de otra parte los llamados cultivos orgánicos, bien manejados producen entre un 30% y un 40% de la posible producción, esto significaría que si toda la superficie cultivable del planeta estuviera sembrada con cultivos orgánicos y en el mejor de los casos, la producción global de alimentos solo alcanzaría para alimentar a menos del  60% de la población mundial. El anterior planteamiento crea un dilema ético entre la protección del medio ambiente, de la longevidad de los miembros de nuestra especie de una parte y, la supervivencia de una gran parte de la especie en términos de seguridad alimentaria.

 Se debe comprender que no todos los fertilizantes contaminan de igual manera, ni siquiera los que tienen componentes químicos; la contaminación varía de acuerdo con la composición misma, con la cantidad que se utilice, con la forma y profundidad de la aplicación que se realice y de las condiciones del suelo y del entorno. En resumen, no existe una fórmula mágica que permita determinar el daño que causa su utilización y podríamos afirmar que cada caso es único y particular. Para bien o para mal la producción agropecuaria afecta substancialmente al medio ambiente de manera integral, dado que el hecho de que se diluyan a través del agua o del aire los ha convertido en la principal fuente de contaminación del agua por nitratos, fosfatos y plaguicidas. Se puede asegurar también que hoy por hoy son la mayor fuente antropogénica (Producida por el hombre) de gases responsables del efecto invernadero, metano y óxido nitroso, y contribuyen a otros tipos de contaminación del aire y del agua.

Un aspecto no menos importante de analizar es el de la autodestrucción de la productividad de la tierra, la degradación que se produce en la misma por el uso indiscriminado de químicos además de otros fenómenos como los excesos de extracción de agua del subsuelo arriesgan a minimizar la producción futura de alimentos del planeta; el problema aumenta con el fenómeno de la destrucción de los bancos de semilla nativos y la contaminación masiva de fuentes de alimento como los ríos y los mares.

Existen otros muchos fertilizantes como pueden ser los que contienen magnesio, calcio, azufre y otros muchos, pero todos, absolutamente todos tienen algún efecto sobre la vida humana o sobre el planeta; esto nos obliga a participar del dilema siguiente: Mientras más sano logre comer hoy más probabilidades tengo de aumentar mi expectativa de vida, pero al mismo tiempo estoy reduciendo las posibilidades de una parte de la humanidad de sobrevivir con la mínima alimentación necesaria. Difícil problema sobre el cual hacen falta muchas definiciones en el país, sería útil conocer el pensamiento del gobierno al respecto.

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@alvaro080255