Glosas a la barbarie: preliminar | El Nuevo Siglo
Martes, 22 de Septiembre de 2020

Esta será una serie de artículos que examinan la barbarie contemporánea, con especiales acentos en Colombia, entendiendo la barbarie en todas las acepciones consagradas en la RAE. En consecuencia, introduzco lo que investigaré en los subsiguientes artículos, que pretenden ser modestos diagnósticos del malestar que configura lo bárbaro. Por ende, indagaré en el reinado de lo pedestre y de lo vil y de lo baladí (¿no son lo mismo?) y, por eso, en el dominio de la oclocracia y en la vida interior que guía la acción de los hombres malvados y mediocres, de quienes los eligen, de quienes no los identifican (por conveniencia o por ignorancia o por ambas) y de quienes gustan rondarse de ellos; revisaré el imperio de la vulgaridad intelectual que se apoderó de la esfera pública y que colonizó la vida privada; examinaré las razones que impulsan currículos escolares y universitarios mercantilistas, diseñados por mercachifles, que han conducido a buena parte del mundo hacia la “servidumbre voluntaria”; excavaré la tragedia que ha significado caricaturizar la cultura humanística y devaluarla a moneda corriente, reemplazando todas esas provincias de sentido que son las humanidades, por banalidades varias.

Siguiendo esa estela, inquiriré en la estética inculta que hace años se apoderó del mundo y que transmutó los valores promoviendo la fama sobre la integridad, el poder sobre la humildad, el dinero sobre el saber, los centros comerciales sobre los museos, los televisores sobre los libros, los politiqueros sobre los profesores, los magnates sobre los intelectuales, los empresarios sobre los ilustrados, las hechicerías sobre la religiones, la moda sobre el estilo y, en últimas, los personajes sobre las personas.

Al final, desvelaré la colosal malaventura de que los pseudointelectuales hicieran de la cultura, de la educación y de la política estercoleros de resentimiento y de adoctrinamiento, y también de pauperización cultural.

En fin, mostraré las consecuencias de la sensibilidad del revanchismo que privilegia el feminismo sobre la feminidad, la impudicia sobre el pudor, la intemperancia sobre la temperancia, la posverdad sobre la verdad, la indistinción sobre la jerarquización, la autonomía sobre la responsabilidad, la anarquía sobre el orden, la inmanencia sobre la trascendencia y un largo catálogo de desasosiego moral.

Finalmente, y en estrecha relación con lo anterior, abordaré la dictadura de los “progre” y sus relaciones con la barbarie. Y aquí vale la pena la siguiente anotación: repasar la tradición y actualizarla es más prudente que inventar y salivar chuscadas. Por eso en los artículos que escribiré distinguiré cuestiones y las estudiaré desde itinerarios teóricos, textos específicos y autores concretos, y situaré ese legado al corriente para tratar la coyuntura. Considero que hacerlo de ese modo (apelando a la teoría, que no solamente a la ocurrencia) es un testimonio de honestidad intelectual y de responsabilidad de escritor que, por demás, abre el espacio para una conversación necesarísima entre la academia y la prensa. Apuesto por eso.

 

*Jurista y filósofo