Más borrascas en política italiana | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Septiembre de 2020

* 5 Estrellas celebra referéndum, pero se dividió más

* Conte depende de la estabilidad de sus socios

 

Un duro golpe al populismo de la Liga es el resultado más importante de las súper elecciones que realizó Italia el domingo y lunes pasados, con la victoria contundente del Sí en el referéndum para recortar el número de congresistas en el Senado y en la Cámara de Diputados. La atípica y caprichosa política de ese país aportó otra página sorprendente a Europa y al mundo, con un empate entre las fuerzas de centro izquierda que apoyan al gobierno y las de centro derecha que están en la oposición.

Los buenos resultados del Movimiento Cinco Estrellas y del Partido Demócrata (PD) aportan estabilidad al primer ministro Giuseppe Conte, ya reforzado en las semanas precedentes por su gestión en la obtención de fondos de la Unión Europea para atender la crisis de la pandemia. El líder podría extender su mandato hasta el 2023 aunque la paridad de las cifras partidistas y el agravamiento de la división del Movimiento Cinco Estrellas no le permiten cantar victoria.

No hubo terremoto ni revolución, lo cual confirma que el gran perdedor volvió a ser Matteo Salvini, el líder de la Liga, que buscaba la revancha tras su fiasco de septiembre de 2019, cuando en busca de precipitar la caída de Conte, renunció a la Vicepresidencia para romper la insólita coalición de su partido ultraderechista con el populista de izquierda Cinco Estrellas. Pagó cara esa audacia que le fue bloqueada con el ingreso a la coalición oficialista del Partido Demócrata, movida que lo dejó fuera del gobierno y gravemente disminuido en el juego político. Con su liderazgo cuestionado y requerido en las últimas semanas por la justicia debido a sus actuaciones en el gobierno para impedir ilegalmente desembarcos de migrantes, el resultado electoral era vital para él pero le fue adverso. Su candidata Susana Ceccardi fue derrotada en Toscana mientras que su copartidario y rival, Luigi Zaia, obtuvo un éxito tan importante y nítido en el Véneto -más de 75% de los votos- que ahora le disputa desde la legitimidad de las urnas el liderazgo en la Liga.

El contundente triunfo en el referéndum hizo realidad una de las ofertas fundamentales del Movimiento Cinco Estrellas a los italianos: recortar en un tercio el número de parlamentarios, que a partir de la próxima legislatura pasará a ser de 600 diputados y senadores, frente a los 945 actuales. Es uno de los pocos resultados importantes de la agenda de ese partido antisistema desde que inició actividades en el 2008 pero, ante el mal resultado de la votación en las elecciones regionales, no parece suficiente para aplacar las divisiones internas en torno de las contradicciones e incoherencias de su gestión en el gobierno, primero como socios de la ultraderecha de la liga y ahora de la izquierda con el Partido Demócrata.

Las redes sociales han sido receptáculo de las expresiones de inconformidad y malestar. Hay quienes no aceptan que un partido teóricamente alternativo y renovador esté listo a entregarse al mejor postor. Alessandro di Batista, uno de los diputados antisistema de los primeros tiempos, escribió que la de esta semana es “la mayor derrota del movimiento cuyo problema más profundo no son las alianzas con otros partidos sino la falta de identidad”. Perdieron votación y quedaron divididos en al menos cuatro facciones, un panorama lejano al “resultado histórico” que reclama el actual ministro de Relaciones Exteriores, Luigi di Maio.

En contraste canta victoria el Partido Demócrata, que con sus triunfos en Toscana y Apulia regresó a las grandes ligas de la política italiana y se da por seguro que su secretario general, Nicola Zingaretti, pida en los próximos días ampliar la participación en el gabinete, acorde con los resultados de las elecciones. No le fue bien al ex premier Mateo Renzi, cuya Italia Vive también está en la coalición de gobierno pero no logró votación importante, aunque el fortalecimiento de su anterior partido le puede aportar nuevos espacios de acción.

Conte reforzó su mandato pero sigue la marcha de su gobierno en medio de las borrascas de la crisis económica y sanitaria por la pandemia de Covid-19. Tiene tareas urgentes, como reversar las normas anti inmigración que dejó Salvini, pero sobre todo entregar el próximo 15 de octubre a la Unión Europea el plan de gastos e inversiones que propone Italia con los 209.000 mil millones de euros que logró del fondo de recuperación, una suma que aporta algo de optimismo y de tranquilidad a un país que ha vivido muchas de las peores y más graves manifestaciones de la pandemia y de sus devastadoras consecuencias económicas.

Hay un punto crítico en esa gestión y tiene que ver con el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), esto por las divergencias entre el PD y el Movimiento Cinco Estrellas en torno a utilizar esa línea de crédito para financiar gastos sanitarios, lo cual ratifica el otro gran resultado de las elecciones: por ahora el gobierno no enfrenta turbulencias de consideración, diferentes de las que pudieran surgir de las divisiones internas de los propios partidos de la coalición o de ellos entre sí. Aunque con empaque nuevo, continúan los eternos y hasta ahora insuperables problemas de inestabilidad y volatilidad de la política italiana.