Pandemia, amenaza vigente   | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Septiembre de 2021

* Peligroso relajamiento de la bioseguridad

* Urge atajar riesgo de cuarto pico en octubre

 

Aunque sin duda alguna constituye una buena noticia que Colombia complete dos meses de una sostenida tendencia a la baja en materia de contagios y muertes por el covid-19, sorprende y preocupa ver cómo muchas personas en nuestro país comienzan a hablar de la pandemia del covid-19 como una crisis superada, refiriéndose a ella en tiempo pasado.

Es más, pese al llamado a evitar aglomeraciones, ya se trate de espacios cerrados y abiertos, se evidencia un peligroso relajamiento de los medidas de precaución sanitaria. En muchos casos no se están respetando los límites de aforo en centros comerciales, discotecas, bares, restaurantes, tiendas y otros espacios públicos o privados. Si bien se mantiene un generalizado uso del tapabocas, cada vez es más común verlo colocado debajo de la barbilla o incluso llevado en la mano…

Todo ello ocurre pese a que las autoridades sanitarias del orden nacional, regional y local insisten a diario en que la emergencia sanitaria se mantiene y, de hecho, hay que alistarse para el riesgo creciente de un cuarto pico de contagios desde mediados de octubre, que sería producido preferencialmente por la variante “delta”, que desde hace varias semanas es la cepa dominante en nuestro país. De hecho ya se investiga un leve aumento de infecciones en ciudades como Barranquilla y Medellín, precisamente las capitales en donde empezó a asomarse el segundo y tercer picos epidemiológicos a comienzos y mediados de este año, con alto saldo mortal.

Nada más peligroso que se extienda esa percepción de que el país ya entró en una especie de “pospandemia”, cuando tanto la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud como el Ministerio de Salud de nuestro país han reiterado hasta la saciedad que este coronavirus continúa siendo una amenaza grave y, por lo mismo, debe acelerarse el Plan Nacional de Vacunación así como mantenerse al máximo la aplicación de los protocolos de bioseguridad básicos, es decir el uso correcto del tapabocas, el distanciamiento social, el lavado de manos permanente, la ventilación más amplia en los sitios cerrados así como el aislamiento preventivo de las personas que presenten síntomas que puedan ser sospechosos de covid-19.

Es evidente que Colombia ha avanzado en la vacunación, a tal punto que ya aplicó 39,5 millones de biológicos y ello permite que 16,5 millones de compatriotas desde los doce años en adelante ya tengan completo el esquema de inmunización. También es claro que el flujo de vacunas en este mes que termina ha sido particularmente sustancial, cercano a los diez millones. A ello se suma que en muchos departamentos y municipios hay mecanismos de búsqueda activa para dar con muchas personas que inexplicablemente no se han inmunizado. Se calcula que serían alrededor de dos millones de hombres y mujeres, con edades superiores a los 40 años.

Sin embargo, por más que se aumente la eficiencia en este flanco vital de lucha contra la pandemia, precaver que ello evitará un cuarto pico en octubre es muy riesgoso. De hecho, el Ministerio de Salud advertía en los últimos días que es urgente volver a potencializar la capacidad de hacer pruebas de detección del virus e identificar rápidamente a los contagiados y sus respectivos contactos personales para poder llevarlos a aislamiento preventivo y evitar que se conviertan en focos multiplicadores de la pandemia.

Incluso, comenzando ya la segunda temporada invernal del año, que será especialmente drástica por la presencia del fenómeno climático de El Niño, lo que seguramente hará que se registre un aumento de las enfermedades respiratorias crónicas, ya se determinó por protocolo sanitario que toda persona que presente esta clase de síntomas debe someterse a una prueba para covid-19 y hasta que no se descarte un posible contagio, debe ser tratada y considerada como si lo estuviera efectivamente.

Como se ve, hay que ser reiterativos: la pandemia no ha acabado, continúa segando vidas todos los días en Colombia. Sí, ya afortunadamente no son las 600 o 700 vidas que llegó a cobrar cada 24 horas entre junio y julio, pero sí ha arrebatado en los últimos dos meses un promedio de 50 o más diarias.

No hay que confiarse ni mucho creer que el covid-19 ya no es una amenaza grave. Lo es y si no se vuelve a enfatizar la aplicación por parte de toda la ciudadanía de los protocolos de bioseguridad en las próximas semanas, octubre podría ser un mes catastrófico en materia epidemiológica. Está en las manos de todos que ello no ocurra y que el cierre de 2021 sea tranquilo y esperanzador.