Cumplir palabra cafetera | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Septiembre de 2021

* Productores deben honrar compromisos

* Peligra credibilidad de contratos a futuros

 

Los contratos a futuros son extremadamente delicados. En las bolsas internacionales donde se transan este tipo de entregas a posteriori de productos básicos se acostumbra rodear de medidas cautelares muy especiales y de severas sanciones a quien los incumpla.

En el mercado interno del café en Colombia está sucediendo un hecho preocupante que debe hacer reflexionar sobre la importancia de preservar la credibilidad de los mercados a futuros del grano.

Como un servicio a los caficultores, y en su provecho, se ha desarrollado en nuestro país desde hace algún tiempo un mecanismo en virtud del cual el cultivador puede cerrar en firme con las cooperativas contratos de entrega futura -total o parcial- de su cosecha antes de recolectarla, con la certeza de un precio también predeterminado. De esta manera el productor que todavía no ha obtenido el grano puede asegurarse que tendrá comprador cierto con un precio establecido de antemano. Tal es el gran atractivo de los contratos a entrega futura.

A su vez, con base en esos contratos las cooperativas del gremio adquieren compromisos de entrega también futura con la Federación. Y esta, acorde con dichos  acuerdos de suministro de café, cierra contratos para despachos futuros con los tostadores internacionales. Es toda una cadena comercial de buena fe que está basada en que los productores primarios entreguen cumplidamente las cantidades prefijadas en sus contratos a futuro pactados originalmente.

Ahora bien ¿Qué está pasando? Que como los precios internos han tenido un alza significativa en los últimos meses (la carga está en niveles de $1.800.000), superior a aquel que se estipuló en los contratos originales, algunos productores -no todos, por supuesto- están tentados a incumplirlos y no están entregando las cantidades inicialmente estipuladas a las cooperativas. Esa falencia crea una reacción en cadena, ya que éstas últimas no pueden entregar a la Federación las cantidades de grano pactadas. Por ello, al final, el gremio caficultor, como un todo, se ve en dificultades para honrar los compromisos adquiridos con los tostadores internacionales.

Hay que tener en cuenta que el alza de las cotizaciones externas del grano se debe principalmente a una grave sequía que hubo hace algunos meses en el Brasil así como a heladas que posteriormente golpearon la zona cafetera del gigante suramericano. Pero estos son fenómenos transitorios. Recordemos que tratándose de productos básicos todo lo que sube, baja. Y dada la gran capacidad instalada del parque cafetero que tiene el vecino país, es de esperar que los precios altos que presenciamos en estos momentos no van a durar indefinidamente. Por lo mismo, en el caso colombiano es el momento de ahorrar y, sobre todo, es la época de cuidar con celo la credibilidad comercial de los compromisos internacionales de nuestro país. Más aún si se tiene en cuenta que esos compromisos fueron gravemente afectados por los bloqueos viales y portuarios en el semestre pasado.

Si se extiende esta situación, se puede estar empezando a romper peligrosamente la cadena de buena fe sobre la cual está montado el negocio de futuros, con grave quebranto para la credibilidad internacional del comercio cafetero. De allí que la Federación haya tenido que montar una campaña publicitaria denominada “Yo cumplo”, cuyo objetivo es desanimar a los productores que estén pensando no honrar sus compromisos con las cooperativas.

Una lección que van dejando estos intentos de incumplimiento es que las cooperativas deben rodear de más solemnidad y de sanciones más drásticas este tipo de contratos. Por ejemplo, el productor que no concrete la entrega del grano debe quedar vetado para seguir recibiendo los servicios cooperativos e, igualmente, como sucede en las lonjas internacionales, la no entrega oportuna debe acarrearle al productor infractor severas sanciones económicas.

Es claro que hay que establecer a qué se debió en cada caso el incumplimiento. Si hay razones de fuerza mayor o contingencias verificables, no debería haber lugar a sanción. Incluso debe alertarse sobre el impacto que están recibiendo los productores por el alto costo de los agroinsumos, cuyo valor ha aumentado por un dólar más caro y los mayores precios de los fletes en el transporte internacional.

Lo cierto es que el país no puede perder de vista que la credibilidad de todo el sistema de comercialización del café en el país está en juego. La palabra cafetera debe cumplirse.