Un debate crucial | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Septiembre de 2020

El debate de este martes no es  uno más en la historia política de los  Estados Unidos; y tal vez nunca como antes tendrá tanta incidencia dentro y fuera de ese país. Este enfrentará dos visiones muy distintas  del entendimiento del ejercicio del poder, de las relaciones en sociedad y del orden internacional.

Es un debate entre el candidato Biden, quien,  a la vista de su carrera, intenta interiorizar en sus acciones los valores  de la democracia; y el presidente Trump, quien pareciera sólo utilizar esta última para la obtención de sus fines y no tendría  mayor reparo en desconocerla. Basta recordar que este se ha negado  de manera reiterada a comprometerse con una transición pacífica del poder en caso de perder las elecciones si considera, “en su criterio”, que estas no han sido legítimas.

Es por  ello que esta noche no sólo se trata de una confrontación entre visiones políticas o personalidades, sino que estará en juego la supervivencia de cardinales principios que hasta ahora habían hecho merecer el respeto o por lo menos la consideración de esa nación, y dado sustento al papel que dichos principios han jugado como modelo en el mundo.

Y es que intentar limitar el derecho al voto, atacar sistemáticamente a la prensa,  considerar a quien se opone o protesta no como un contradictor democrático sino como un enemigo interno, haber hecho necesario un recuento diario de mentiras  y afirmaciones contraevidentes en el debate público, o mas recientemente  omitir  información relevante para la ciudadanía sobre el pago de impuestos,  no son las mejores credenciales para dar ejemplo.  

El resultado del debate interesa a Colombia no tanto por la incidencia real que pueda tener el intento de trasladar la particular retórica con la que algunos de sus simpatizantes en el país defienden sus ideas, y creen que pueden contribuir  a la campaña del Presidente Trump en el Estado de La Florida; sino por la  reciente notificación que este ha hecho de que no acompaña el acuerdo de paz, al comprar el argumento más fútil  de los enemigos declarados del mismo, según el cual este proceso se explica simplemente porque se habría claudicado ante el terrorismo.

También nos puede afectar gravemente, pues  una victoria de Trump en las elecciones condenaría al país a ver consolidado como único elemento de la agenda bilateral el tema del narcotráfico, lo que constituye un retroceso de décadas en el complejo y lento proceso de construcción de una agenda más amplia y de una relación de  confianza y respeto mutuos, respaldada en ese país de manera bipartidista.

Nos concierne igualmente porque a cualquiera que crea en la democracia y en el Estado de Derecho le debe preocupar que  con una victoria del señor Trump se intente legitimar la actitud de aquellos a quienes sólo les sirve el voto popular si ganan, que sólo aluden a la importancia de la “prensa libre” si entienden que esta sirve a sus intereses, que sólo respetan la justicia si sus decisiones les favorecen o si  la dominan, o se sienten autorizados a acatar sus fallos únicamente si los estiman acordes con sus convicciones. 

@wzcsg