Cristo José y el Catatumbo | El Nuevo Siglo
Viernes, 12 de Octubre de 2018

 “Irracionalidad que asedia al Catatumbo”

El secuestro y liberación del niño Cristo José Contreras, que conmovió al país y convocó la solidaridad de sus distintos estamentos, ha puesto de manifiesto la crisis que de tiempo atrás se vive en la región de el Catatumbo y que se ha agudizado en el último año. La desmovilización de las Farc en lugar de contribuir a su pacificación, paradójicamente terminó por atizar la confrontación armada en esta zona geográfica del Norte de Santander entre el Eln y un reducto del extinto Epl, que se disputan los espacios territoriales que antes ocupaban las Farc.

El municipio de El Carmen se ubica en el occidente del Norte de Santander y se conecta con la Serranía del Perijá en el sur del Cesar. Es decir, que su posición geográfica lo ha convertido en una especie de corredor estratégico  en este territorio,  y parte de su zona rural colinda con la Serranía de los Motilones, en límites con Venezuela.

En mi adolescencia conocí el bello y pintoresco municipio de El Carmen y, desde entonces, guardo en mi memoria un recuerdo grato de sus moradores, a quienes distingue la hospitalidad, su espíritu generoso y progresista, y un acendrado sentido del sacrificio. Hace más de 30 años no tengo el gusto de visitar esta tierra de promisión, pero he seguido con interés los esfuerzos de su gente por el progreso de su comarca. La paz bucólica que se vivía en este municipio ha sido interrumpida por la violencia de los grupos armados que merodean su zona rural y que encuentra respuesta en el incremento notable de los cultivos ilícitos en el Catatumbo, que ha pasado de 12 mil a 30 mil hectáreas, según cálculos aproximados.

El último episodio de la irracionalidad de la violencia que asedia al Catatumbo lo constituye el doloroso secuestro del menor Cristo José, un niño de 5 años, afortunadamente liberado por la presión militar y que fuera plagiado, presuntamente, por alguna banda de delincuencia común para negociar su secuestro con alguno de los grupos armados que hacen presencia en esta región, según la hipótesis que se maneja.

De todos es conocido que la problemática que afrontan las comunidades que habitan el Catatumbo ha sido sobrediagnosticada, lo que obliga a formular una política de Estado para su atención, que vaya más allá de las medidas de orden público que, desde luego, es necesario implementar para hacerle frente al desafío que significa el incremento de los cultivos ilícitos en las proporciones mencionadas.

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La cadena perpetua

No he sido muy partidario de la adopción de la cadena perpetua, que en diferentes momentos se ha propuesto, por los problemas conocidos del sistema penitenciario y de las debilidades de algunos órganos de la administración de justicia. Pero el oprobioso secuestro de Cristo José y los horrores de la violencia desatada contra los niños, en sus distintas manifestaciones, obliga a la necesidad de implementar medidas drásticas que permitan enfrentar con contundencia y eficacia este fenómeno delincuencial que ha desbordado la capacidad del Estado.