Rebajas o engaños | El Nuevo Siglo
Jueves, 11 de Octubre de 2018


"Vivimos una histeria publicitaria”

 

Último tramo de este año, con diagnóstico de regular a moderado, en economía, seguridad, posconflicto, política y justicia.

En el frente económico, en repuesta al débil crecimiento y el pobre consumo, se ha desatado una guerra frenética de propagandas, anuncios y ofertas donde todo está en descuento.

La estrategia de marcas de grandes superficies, operadores de telefonía móvil, supermercados y almacenes de cadena, es invitar a compradores a disfrutar de ‘gangas’ y mega-descuentos de no creer.

Anda tan floja la economía que es preciso recurrir a campañas publicitarias sin precedentes donde puede haber engaños y competencia desleal.

Un zafarrancho la presencia insistente y cansona de anunciantes que invaden redes sociales, correos electrónicos, teléfonos fijos, celulares, radio, televisión y frecuencias musicales.

Una histeria publicitaria donde se oferta de todo a precios de huevo.

No es creíble tanta promoción, no genera certidumbre en consumidores.

Tanta oferta que incomoda y fastidia debería ser objeto de control por parte del Gobierno.

Preciso que Superindustria verifique qué tan cierta es esa información y qué grado de confiabilidad y certeza tiene.

Anunciantes parecen loras mojadas gritando a los cuatro vientos rebajas, incluso, mayores al 40%.

Cuando consumidores van al negocio se encuentran con que la mayoría es publicidad engañosa.

En muchos casos productos que se ofertan con altos descuentos, no gozan de éstos, o sus precios no corresponden al anuncio.

En el último trimestre del año es tradicional lluvia de ofertas y descuentos. Hay que estar alertas y denunciar engaños o comerciales falsos.

Superindustria tiene la responsabilidad de proteger intereses y buena fe de consumidores. No debe dar largas a tanta propaganda barata.

Comercio aprovecha el desempleo, informalidad, bajo crecimiento y desconfianza nacional para promover ventas a través de bullosa y costosa publicidad.

Y como anunciar cuesta mucha plata, anunciantes necesitan vender y facturar a como dé lugar.

Operadores de televisión cerrada y compañías de telefonía celular e internet hogar, recargan baterías para atraer suscriptores.

Grandes superficies de mercado, vestuario y electrodomésticos no cesan ofensiva publicitaria e invaden todos los espacios. Se vuelven cansones y pesados.

Causa dudas que durante último bimestre toda la tienda esté con descuentos del 40 y 50%. Pague uno y lleve dos. No siempre la etiqueta respalda la oferta.

En resumen: economía colombiana cierra el año con un crecimiento que resulta mediocre para generar empleo y reanimar la confianza ciudadana.

Crecemos arriba del 3%, ojalá 5% anual, o no prosperamos.

Comercio e industria ahí van, sin mayores pronósticos.

Desempleados continúan su calvario porque en el Estado no hay trabajo. Tampoco en el sector privado.

La informalidad supera 10 millones de personas sin seguridad social, primas ni pensión.

Emprendedores quieren arrancar proyectos, pero economía naranja aún no los mira.

Cientos de jóvenes siguen desertando de colegios y universidades, necesitan hacer algo porque sus padres no aguantan.

Y en pueblos y comunidades rurales, servicios públicos costosos y precarios, escasos centros de salud, pocas escuelas y ninguna presencia del Gobierno para ayudar a nuestros campesinos.