Rostros de la tragedia | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Octubre de 2018

“Sucumbió a la depresión, renunció a comer, durmió mal, perdió el norte, y optó por la solución compasiva de morirse una vez y no morirse millones de veces cada día.”

Gabriel García Márquez (Noticia de un secuestro)

 

Todos los colombianos lo estamos viendo. Son los rostros de la tragedia humana, de centenares de compatriotas, que han vivido su propio drama del secuestro. Que por ningún motivo se puede justificar, ni siquiera por luchas políticas, ni por deudas y menos por interese económicos, las privaciones de la sublime libertad del ser humano.  

Nuestro país jamás debe tolerar este flagelo ni ser complaciente, así la víctima sea nuestro enemigo. Luchemos contra ello y evitemos que más colombianos sean privados injustamente de su libertad. Escuchando las primeras versiones de secuestrados en la JEP, todos, ellos y nosotros, hemos devuelto el casete de lo que ha sido esta inhumana actividad que afecta al secuestrado, a su familia, a sus seres queridos y a toda la sociedad colombiana.

Y tampoco entiendo cómo el secuestro y violaciones de niños pueden asimilarse a un delito conexo con el de subversión.

Ojalá también la JEP escuche a miles de campesinos que han sufrido este daño irreparable, y que no se han hecho visibles, porque ni siquiera son escuchados y su desgracia publicada por los medios de información. Esta actitud positiva de la JEP sirve para que tomemos conciencia y nos opongamos con toda energía a este delito.

Años después de ser liberados aun se ven esos rostros tatuados por la tragedia de Oscar Lizcano, Alan Jara, Ingrid Betancur, el valiente general Mendieta, Sigfredo López, Luis Eladio Pérez, Consuelo González, Jorge Eduardo Gechem y Orlando Beltrán, entre muchos otros que van a contar su triste e imborrable historia. Pero también hagámosle un homenaje a soldados y policías que murieron tratando de liberarlos y a los secuestrados que fueron asesinados o murieron en cautiverio.

Óscar Tulio Lizcano se fugó después de nueve años de secuestro y dijo estábamos hechos “una piltrafa humana”, es decir, estaba tan mal el guerrillero que me ayudó como yo.

En libertad decidió dedicarse a estudiar filosofía para entender. “Porque comprender es perdonar, mientras uno comprenda las causas, no todas justificables, uno empieza a perdonar”, dijo ante los magistrados.

"Yo estaba más preparado para morir que para vivir", así recuerda la crueldad del secuestro el ex congresista Luis Eladio Pérez.

El general (r) Luis Mendieta fue secuestrado en Mitú, en 1998, durante su cautiverio tuvo dos veces paludismo y perdió parcialmente su movilidad. Tenemos los colombianos la desgracia de ser el país con el mayor número de secuestros en los últimos años. Cerca de cuatro mil, más los que no se conocen. Cerremos filas contra el secuestro y defendamos hasta con nuestras vidas las de nuestros niños.

Claro pasemos la página, pero edifiquemos sobre esa tragedia el símbolo de la paz sin secuestros, esculpida por las manos de aquellos que sufrieron en cuerpo y espíritu esa desdicha. No más secuestros en Colombia.

lorenarubianof@gmail.com