De Maicao a la gloria | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Octubre de 2019

“Hoy  pienso en todo lo que he  pasado en  mi vida con mi  mamá  y  es un  premio   lo  que  he  hecho,  gracias a Dios  -respondió Anthony Zambrano al redactor de El Tiempo que lo entrevistaba-.  Tengo idea de cumplir sueños deportivos y personales, y en estos últimos quiero comprarle una casa a mi mamá para que viva tranquila.”

Con estas palabras, que le salían del alma, se ganó el corazón de millones de madres colombianas que, como Miladis, han sacado a sus hijos adelante solas, sorteando todo tipo de dificultades. Cuando su niño tenía apenas año y medio quedó viuda y, desde entonces, a punta de largas jornadas de oficios domésticos en casas de familia, llegó a la meta, sacó  adelante los sueños de su hijo y recibe hoy la medalla más preciada: “la amo y vamos a estar juntos hasta la muerte”.

Es una historia edificante, que comienza desde que ella salió de Maicao, tras el asesinato de su pareja, para buscar nuevos horizontes en Barranquilla y ganarse el pan con el sudor de la frente. El relato respira la sencillez y sinceridad de quienes hablan con propiedad de las dificultades para vencer la pobreza, sin perder tiempo en reclamos quejumbrosos ni alimentando resentimientos.

Esa travesía de la madre que sale de Maicao para ayudarle al hijo a ganarse su puesto bajo el sol, constituye una lección, la primera, que nos admira a todos y les estruja el alma a las mamás.

La seriedad con que Anthony contesta los cuestionarios, en medio de enjambres de micrófonos, a los que no está acostumbrado, la forma como explica su trayectoria y como reflexiona ante las nuevas circunstancias que lo rodean de repente, la gratitud hacia su madre y su entrenador, hablan muy bien del temple y sensatez de este joven y de la forma como asimiló las enseñanzas que recibió en su casa.

Al responder a las preguntas que le disparan desde todos los ángulos de la fama, responde con un aplomo que revela mayor madurez que la que podía esperarse de sus veintiún años. Miladis resultó una excelente educadora

Otra de las lecciones de estos días es comprender que el mundo contemporáneo incorporó el deporte, en todos los niveles, modalidades y expresiones, como elemento indispensable en la estructura y desarrollo de las comunidades. Aprendió a darle su justo valor como motor de perfeccionamiento del carácter y desarrollo de la personalidad.

Y una lección más: nada de verdadero mérito se consigue sin esfuerzo.

Escuchando la descripción de sus rutinas de entrenamiento diario cualquiera queda rendido de cansancio. Pero ahí, y en la voluntad indeclinable de salir adelante están las claves del éxito. Bien lo decía hace muchos años Jaime Aparicio, el atleta colombiano más sobresaliente de su época, un arquitecto vallecaucano de anteojos de aro grueso que dominó las pistas continentales, en los 400 metros planos y los 400 con vallas: “disciplina y constancia son las claves del éxito”. El guajiro Anthony Zambrano es una prueba ejemplar. Disciplina y constancia lo han llevado desde Maicao hasta la gloria