“Huida Melargo” | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Octubre de 2019

En pasada columna hacíamos referencia a casos de actuaciones absurdas de los seres humanos que nos llevaban al colmo de la estupidez, pero no nos alcanzó el papel ni la tinta para mencionar hechos como el Brexit, que ya le costó el puesto a Theresa May y le va a enredar la vida a Boris Jhonson, actual Primer Ministro, quién anda más encartado que una monja en embarazo. Pudieron convocar a un nuevo referendo para evitar que su nación se fuera al precipicio, pero no se atrevieron y van a tener que llorar sobre la leche derramada; y el caso de la osadía de los habitantes de la excolonia británica, Hong Kong: queriendo reclamar más democracia, arremeten furiosamente contra la policía e instalaciones oficiales de la Madre Patria y lo que están es provocando al gigante, que está medio adormilado -bajo los efectos del chow fan con licor Baijiu- celebrando con bombos y platillos los 70 años de la creación de la República Popular China. Jugar con fuego, se llama en la ciencia de lo absurdo.

¿Y qué tal la noticia de última hora? el Inpec, para participar en el simulacro de evacuación, tuvo la porcelánica idea de montar en un consultorio odontológico a la presa coronada, Huida Melargo, amalgama de belleza, destreza y corrupción, le retiró los brackets de las manos y le facilitó el puente para que pudiera salir Rappi, como Pedro por su casa - cárcel. 

Post-it. En materia de música, definitivamente, todo tiempo pasado fue mejor. Quienes apreciamos la música vieja estamos más tristes que El Triste, famosa melodía acuñada por el Príncipe de la Canción, de quien un cantante americano, conocido como La Voz, bautizado Frank Sinatra, se atrevió a decir que La Voz no era él, sino José José. De ese tenor, tan solo comparable a ese otro monstruo que se nos fue ocho días antes: Camilo Blanes. Qué suerte de cantantes se están muriendo, “como presagiando el final”. En José todo era doble, desde el nombre hasta el tequila que lo acompañaba a diario en sus inacabables jornadas rindiéndole pleitesía al dios Baco, hasta que se le apagó el corazón, porque la voz se le había apagado hace 30 años, cuando grabó su éxito “40 y 20”. De él nos queda Brayan José, su hijo “ilegítimo” -pero idéntico- que vive en Pereira y “Sí Se Llama”.

 

Post-it 2. Recordamos con profundo respeto a Gerardo Bedoya Borrero, vilmente asesinado hace 22 años por las mafias y los corruptos que eran objeto de sus constantes diatribas en forma de columnas de opinión, en El Siglo y en El País de Cali. El parlamentario fue gran amigo de esta casa editorial de la Capuchina y pudimos verlo en nuestras oficinas, bien escribiendo columnas, bien “arreglando el país” con Álvaro Gómez Hurtado, quien ciertamente disfrutaba de su compañía, y nosotros también, en varias tenidas de orden social. Nos queda la imagen del hombre jovial, amable, ilustrado, muerto como su Jefe Álvaro -quien se le adelantó dos años- y cayó como caen los grandes hombres, cuya augusta presencia tanto molesta a los criminales de la peor calaña. Justo homenaje el que se le hace estos días.