Popular y despilfarrador | El Nuevo Siglo
Viernes, 4 de Octubre de 2019

Desde que empezó a sentirse “impopular pero eficiente” usando sus propias palabras, el ya casi saliente alcalde de Bogotá decidió disponer de recursos públicos. Nuestro dinero. Para a través de publicidad en todos los medios de comunicación, tratar de subirse la desfavorable imagen de su gestión con una infinidad de comerciales que tienen como objetivo demostrar que sí trabaja. Que es “impopular pero eficiente”.

A nosotros los ciudadanos nos es totalmente intrascendente si su gestión es popular o no. Es más, el tema de la popularidad va por otro camino muy distinto y es del ego. Y, subirle el ego no nos soluciona los problemas de inseguridad, de chambonería general en cada esquina de esta, mi ciudad, Bogotá.

Se les olvida que cuando los elegimos se convierten en unos simples administradores de lo público, es decir de lo de todos.

Presumo entonces, en los términos del artículo 66 del Código Civil, que esa cantidad de publicidad sobre su gestión, en TV, radio, YouTube, en fin, circunstancias conocidas, tienen como objetivo mejorar su popularidad -su ego-, para dejarle claro al contribuyente que usted es muy eficiente y popular.

¿No le parece inaceptable usar la plata de nuestros impuestos para mostrarnos que usted sí trabaja? ¿Es necesario? No deberían las obras o lo que crea que haga usted, ¿hablar por usted mismo? ¿No es digno esto de una revisión? o ¿le es permitido por la ley al mandatario gastar dinero público para solucionar sus problemas de la mal llamada impopularidad? Pues esta palabra es un eufemismo para no decir las cosas por su nombre: el ego.

No sé si a ustedes les ha generado curiosidad este tema, pero a mí sí. Cada vez que me interrumpe mi canal de videos musicales, en YouTube, una publicidad del alcalde de Bogotá, repitiendo lo mismo una y otra vez: “impopulares pero eficientes”. Y está clarísimo que no es gratis.

Yo creo que un mandatario debe emplear en su gestión los cuidados de un buen padre de familia, pues está gestionando negocios de otros, ¿De quiénes? De todos nosotros los contribuyentes. Se trata casi de un mandato que le otorgamos y debe ceñirse a lo estrictamente establecid0 en ese mandato que resultaría siendo su programa de gobierno.

Que bien les sentaría a algunos gobernantes una pasada por el sector privado y el mundo corporativo. Para que entendieran la diferencia y la responsabilidad que conlleva la gestión de los intereses de otros que han confiado en uno.  Esa gestión de los intereses de otros -nosotros los contribuyentes- no se notan en la administración de recursos públicos, por el contrario, se siente que se despilfarran y no importan.

Muy grave me parece gastarse la plata mostrándonos que sí hace cosas. No es necesario. Es un despilfarro de nuestro dinero que solo demuestra la falta de diligencia y cuidado que usted tiene con el manejo de nuestros intereses.

@ReyesJuanfelipe