Rebrotes, incertidumbre y optimismo | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Noviembre de 2020

Las noticias de nuevos confinamientos en Francia y Reino Unido, así como el regreso de medidas más restrictivas en España y Alemania han llenado de dudas e incertidumbre a los mercados, que han reaccionado de forma volátil como consecuencia de los anuncios gubernamentales. Es prematuro saber qué falló en la estrategia de seguimiento de la enfermedad en países con sistemas de salud tan avanzados, pero hay indicios de posibles fallas en la coordinación entre los distintos niveles del Estado para establecer una estrategia integral de contención de la pandemia.

En Colombia seguimos con atención lo que ocurre en esos países porque, a pesar de que no bajamos de los 5.000 contagios diarios, en los últimos días hemos aumentado considerablemente los casos en algunas regiones, lo cual generó retomar medidas como los toques de queda, la ley seca y restricciones a la movilidad. La realidad es que las autoridades de colombianas tienen la muy difícil  tarea de lograr la adecuada coordinación entre las distintas agencias del Estado, porque, a diferencia de países europeos, en Colombia pensar en un nuevo confinamiento general de la población resulta inviable y debe evitarse al máximo.

Con una economía altamente informal como la nuestra, millones de colombianos dependen de la interacción social que suprime una cuarentena estricta y, quedó claro, el Estado en sus distintos niveles tiene herramientas muy limitadas para compensar esos efectos negativos del cierre de la vida productiva. El reporte del mercado laboral de septiembre da cuenta que en ciudades como Cali se han recuperado tres de cada cuatro empleos que se habían perdido, como un efecto altamente probable de la reapertura económica. En ese sentido, cabe pensar que un retroceso podría significar también un deterioro en las condiciones de bienestar de la población.

Es fundamental que los colombianos aprendamos a cuidarnos sin asfixiar la vida productiva y la vida social responsable, porque no se trata solamente de cuidar la vida sino también de proteger la calidad de vida. También requerimos que el Gobierno y las autoridades locales sigan detectando, rastreando y aislando los casos positivos para cortar la cadena de transmisión, porque no gozamos de los mecanismos de protección social tan robustos como para permitirnos un encierro por cuatro semanas como se plantea en Francia.

A nueve meses de afrontar la pandemia, hay razones para creer que hay posibilidades de controlarla. Más de 100 proyectos de vacunas, en un esfuerzo sin precedentes que vincula a los estados,  las empresas y la ciencia, pero también conocemos mejor cómo funciona esta enfermedad y a quiénes ataca con particular fuerza. Los rebrotes deben ser atendidos de manera oportuna, ágil y coordinada; la ciudadanía debe colaborar atendiendo las recomendaciones de las autoridades de salud y el país debe seguir moviéndose, porque no nos podemos permitir un retroceso social y económico que postre a las generaciones presentes y futuras. Es quizás el reto más complejo de la historia reciente, pero tenemos razones para creer que saldremos adelante.