El vínculo | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Noviembre de 2021

Cuando comencé a estudiar medicina, desde muy temprano en la facultad se comenzó a hablar de la relación médico - paciente y durante toda la carrera aprendí que esta era el pilar de la comunicación y el inicio de cualquier acto médico. Debo decir que todos los médicos aprendemos durante nuestro paso por la universidad, que debemos conservar la objetividad frente al paciente y que ésta se pierde en el momento que nos involucramos con su historia personal. De allí surge el concepto de la distancia terapéutica.

Después de muchos años de experiencia cómo médico y ahora al frente de un Hospice, entendí mejor este concepto y logre comprender que es todo lo contrario; una cosa es el criterio médico que viene del conocimiento, el análisis y la experiencia que se adquiere al tratar la enfermedad, lo que muchas veces nos orienta hacia lo que debemos hacer y cuando debemos parar o abstenernos de hacer (para mi quizás lo más difícil), pero otra muy diferente es que siempre debemos construir un vinculo con la persona que tenemos en frente.

Me explico: no sólo basta con conocer su nombre, sus síntomas, su edad, su estado civil y demás, sino que tal vez debemos intentar encontrar algo en común. Esto tiene una profunda explicación y es que definitivamente es el principio del camino hacia la tan anhelada humanidad, la razón es que todo lo que nos hace humanos; nuestra posibilidad de sentir, de razonar, de ver la vida de maneras y colores diferentes, de vivir el dolor de maneras diferentes, de percibir la enfermedad y en muchos casos la muerte de distintas formas nos pone en el mismo plano y condición de las demás personas. Esa frase que escuchamos con frecuencias: “los médicos también se enferman”, es el resumen de esto.

Desafortunada y tristemente el ego nos juega malas pasadas y nos engaña, muchas veces poniéndonos en una situación de superioridad que no existe y que no permite un adecuado vinculo con nuestros pacientes y sus familias, a quienes ni siquiera deberíamos llamarlos así, deberíamos llamarlos personas.

Construir un vinculo requiere tiempo, requiere escuchar atentamente, requiere observar, desarrollar la habilidad de la empatía y el respeto por el otro, pero además va mucho más allá, un verdadero vínculo es bidireccional, es decir, muchas veces queremos ayudar al que sufre y terminamos ayudados por él, porque aprendemos de su historia y de su forma de enfrentar la adversidad. A esto se le conoce en los Cuidados Paliativos como la relación de ayuda que emerge del paradigma del sanador herido, que nos enfrenta a la realidad que en cada sanador hay una herida por sanar y en cada enfermo hay un sanador, y cuando ellos se juntan aprenden el uno del otro, se sanan el uno al otro. Por esta sencilla razón muchas veces los médicos nos sentimos gratificados por lo que sucede en nuestras consultas médicas, por que son verdaderos encuentros entre seres humanos.

Estoy seguro que el día que entendamos que cuando construimos vínculos fuertes y significativos con las demás personas, lograremos tener una sociedad de ayuda mutua y aprenderemos a comunicarnos de manera adecuada y sana, evitando sentirnos superiores a los demás, evitando juicios innecesarios, pero sobre todo entendiendo que esto nos permite crecer como personas y generar valores sociales sólidos y duraderos. Invito a quien lea esta columna a hacer una pequeña reflexión sobre cómo construye esos vínculos bidireccionales y qué tan bien logra comunicarse con los demás, hagámoslo ahora en estos tiempos tan complejos y difíciles, en esta época de noticias falsas, de ataques entre candidatos presidenciales, pero sobre todo si usted pertenece al sector salud y quiere humanizarse ahora que está de moda. Èste puede ser un buen comienzo.