Toma del Palacio de Justicia (II) | El Nuevo Siglo
Domingo, 14 de Noviembre de 2021

En la Toma del Palacio de Justicia, los periodistas bien intencionados, creyeron que lo más importante era narrar los actos de violencia cometidos por los asaltantes. En todos los medios de comunicación se pronunciaba eufóricamente la palabra: primicia, primicia, desconociendo los efectos positivos o negativos que causaría en la opinión pública la información.

En los momentos de las primicias, fue tal vez, poca la autoevaluación que se hizo, para verificar si se mantenía la balanza en equilibrio o cumplía con los objetivos trazados.

Testimonio de Juan Gossaín:

“Para empezar, es inevitable, y además es útil, hacer un parangón entre lo que sucedió con la toma de la embajada de República Dominicana en Colombia, en el año de 1980, y lo que pasó cinco años después, con la ocupación guerrillera del Palacio de Justicia en Bogotá.

Para empezar, dejemos en claro que, en ambos casos, el protagonista fue el grupo guerrillero M-19, que perpetró ambas tomas.

En el caso de la embajada dominicana es necesario decir con absoluta claridad que el Gobierno no trató de intervenir en el trabajo de la prensa. En ningún momento ocurrió eso, que yo sepa. En cambio, cinco años después, en el 85, el Gobierno llamó varias veces a los dueños de medios para tratar de manejar la información que se estaba divulgando. Incluso, para esa misma noche, se ordenó la trasmisión por radio y televisión de un partido de fútbol entre los equipos Millonarios y Unión Magdalena, lo cual no era habitual.

Pero también hay que recordar una diferencia fundamental: en la toma de la embajada dominicana no había intereses económicos de por medio y, en cambio, autoridades e investigadores coinciden en afirmar que, cinco años después, en la toma del Palacio de Justicia, los narcotraficantes pagaron al M-19 para que, al tomarse el Palacio, quemara todos los expedientes que había allí sobre el tema de la extradición.

Esa es la verdad, estimado Luis Carlos, tal como yo lo recuerdo”.

Si en la época de la Independencia el florero de Llorente hizo estallar el grito de independencia, en la Toma del Palacio de Justicia lo que avivó la indignación del pueblo colombiano en contra del presidente Belisario Betancur, fue la súplica del presidente de la corte Alfonso Reyes Echandía, implorando su auxilio para que no los fueran a sacrificar.

 “La toma del poder se dirigía contra el sistema mismo, su institucionalidad y autoridades, contra el orden constitucional vigente, contra el Estado como un todo, cuya organización se pretendía subvertir. Sus autores tenían como consigna vencer o morir, expresa Jaime Castro.

En cuanto a los hechos y consecuencias finales de esta dolorosa tragedia, como violación de DD.HH. las investigaciones poco a poco irán arrojando resultados objetivos.

Igual que La Divina Comedia de Dante, en la cual se relata un viaje por el infierno, el purgatorio y el paraíso, permite ubicar a los protagonistas, en un sitio memorable de la historia para convertirlos en héroes o villanos.