Defendamos las ideas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Noviembre de 2020

El 41% de los colombianos, según las mediciones de la encuesta Gallup poll de Invamer, tiene una imagen desfarovable de la clase empresarial colombiana. Es alarmante que casi la mitad de los habitantes tenga una imagen negativa de la empresa privada, este clima de opinión abre fácilmente la puerta a quienes defienden modelos económicos que solo han generado pobreza y desolación.

Algunos políticos populistas en Colombia le han hecho creer a muchos que sus problemas y frustraciones son culpa del modelo económico. Personajes como Gustavo Petro o Jorge Robledo han logrado convencer con éxito (las encuestas lo confirman) que el capitalismo es ese “coco” causante de todas las tragedias humanas.

La realidad es totalmente opuesta. Según datos del Banco Mundial y el economista Martin Ravallion, mientras en 1820, 94 de cada 100 personas en el mundo vivían en extrema pobreza, en el 2015 solo 10 de cada 100.

Colombia no ha sido ajena a este progreso, según el DANE, mientras en 2002 49 de cada 100 personas vivían en situación de pobreza, en el 2018 son 27 de cada 100.

Lo mismo ha ocurrido con el ingreso per cápita, según el Banco Mundial mientras en 1960 era de $453 USD (en Colombia de $251 USD), en el 2018 era de $11.300 USD ($6.600 USD en Colombia).

La evidencia demuestra que el modelo económico de la economía de mercado, con sus imperfecciones en Colombia, ha producido inmensa prosperidad en las últimas decadas. ¿Por qué entonces el discurso anti iniciativa privada tiene tanta fuerza?

Algunos insisten en que el problema es mala comunicación. Consideran que han sido tímidos en contar el impacto que tienen sus negocios en la sociedad, unos hablan de difundir más y mejor sus obras sociales y logros, otros insisten en dejar de hablar de utilidades. La comunicación es solo parte del problema.

El problema es de fondo y no de forma. El núcleo de la mala imagen de los empresarios está en la “batalla cultural” o de las ideas. Hay un sector con recursos económicos, organizados y con una estrategia clara y muy eficiente, dedicado a atacar a la iniciativa privada. Hay en la atmósfera una amenaza más fuerte que el Covid-19, que quiebra empresas, produce más pobreza, y hace que más personas se mueran de hambre: los enemigos de la iniciativa privada. Los estamos dejando ganar la batalla.

Los empresarios de los países exitosos han entendido que la libertad no es gratis. Los enemigos de la empresa privada trabajan sin descanso, creando una narrativa falsa, convenciendo como mencionamos al inicio, que todos los problemas y frustraciones de las personas son producto del capitalismo. Es por esto que crean, financian y apoyan centros de pensamiento, entidades que se dedican, sin descanso a defender y promover los principios de la libertad económica y más importante, a demostrar, cómo el modelo de libre mercado ha logrado grandes resultados.

Defendamos las ideas a través de centros de pensamiento y tanques de acción fuertes e influyentes.