La hora del café | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Noviembre de 2018

ES hora de que el Gobierno asuma las riendas del duro momento que viven más de 540 mil familias cafeteras colombianas.

El próximo martes y hasta el viernes 7 de diciembre se cumple en Bogotá una nueva edición del tradicional congreso nacional cafetero liderado por el zar del café, Roberto Vélez Vallejo.

Es el tiempo preciso para que el presidente Duque, se ponga el poncho, el carriel y el canasto que simbolizan tesón y pundonor de caficultores y anuncie buenas nuevas para mitigar las vacas flacas del gremio.

El máximo evento de los cultivadores del grano debe ser el punto de partida para que Gobierno y Fedecafé tracen las pautas de lo que será el rescate social y financiero de la caficultura.

Si bien el gremio no está rendido pese a coletazos de la crisis y dominio de los especuladores del mercado que se ganan el grueso del negocio, los cafeteros sí pasan tragos amargos por adverso entorno de su actividad.

Los precios externos se han favoreciendo con la tasa de cambio este mes, luego de varias jornadas de caídas y menores ingresos por cuenta del diferencial cambiario.

Sin embargo, es mucho lo que ya han dejado de recibir los productores debido al menor reintegro de divisas y al marchitamiento de las finanzas del Fondo Nacional del Café, cuenta especial que sirve de alcancía para temporadas difíciles como la actual.

El vividero en las zonas cafetaleras del país no es fácil.

La situación social es complicada debido a que si familias campesinas reciben menos dinero por su cosecha, empeoran su calidad de vida.

Enfoque social de la comunidad cafetera es sensible a cambios bruscos del libre comercio cafetero donde importadores y jugadores en bolsas internacionales sacan provecho.

A países productores del grano les llegan unas monedas del gran negocio que hacen los especuladores, unos ricos apostadores de casino.

A cultivadores de cafés supremos con valor agregado como Colombia, donde priman calidad y cumplimiento en los embarques, no les queda ganancia porque el margen de maniobra es precario y eso se refleja en un menor precio interno para cultivadores.

Garantizar un precio de sustentación atractivo y que cubra los costos de faenas agrícolas de cafeteros en sus minifundios, es indispensable para mantener a flote la civilización cafetera.

No debe olvidarse que la Federación de Cafeteros ha sido responsable en gran medida del desarrollo social, cultural y económico de regiones donde se cultiva el grano.

Vías terciarias, servicios públicos, escuelas, colegios, gestión empresarial, crecimiento social y cultural de familias cafeteras, han sido prioridades del gremio a través de sus comités departamentales de cafeteros.

En épocas de bonanzas el café le ha dado mucho al desarrollo económico del país.

El café ha sido motor que impulsa el comercio, el consumo y los servicios financieros.

Industria cafetera ha dinamizado la economía regional y aunque su peso no es tan grande como hace décadas, sigue influyendo en el PIB, balanza comercial, empleo y en la paz.