Alianza nacional contra el caos | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Noviembre de 2019

“Gobierno debe ser más avezado y menos técnico”

La cabeza del Ministro Botero es el primer trofeo de una planificada agresión de la izquierda contra un gobierno al que juzga errático en el manejo de la política. Esa primera acción continuará con la presentación ya anunciadas de otras mociones de censura contra los ministros de Relaciones y Agricultura, y con la campaña que se inicia para recuperar el Centro de Memoria Histórica con el propósito de consagrar el concepto de “rebelión justa” como la causa y motor de la acción criminal de todas las organizaciones guerrilleras que padecimos y aún asesinan en el territorio nacional. Constituye también poderoso aliciente para convertir el paro nacional del 21 de noviembre en una orgia de vandalismo y destrucción.

La rendición del gobierno es la meta que ahora acarician ante las señales de desconcierto de la autoridad que marcaron el debate contra el exministro Botero. Nadie se explica la omisión de los asesores de Mindefensa que permitió la conversión de una acción militar legítima a la luz del DIH, en un ataque a menores, reclutados forzadamente para servir de escudo de sus victimarios. Ese crimen de guerra, de exclusiva responsabilidad de la llamada disidencias de la Farc, convirtió a los menores victimizados en combatientes y en blanco legítimo de una acción militar lícita del ejército nacional. Que no lo advirtieran los asesores del ministro sugiere ignorancia injustificable, o la acción de residuos burocráticos del anterior gobierno.

Las consecuencias del debate son funestas para recuperar y mantener el orden público y la seguridad ciudadana en todo el territorio nacional, porque apuntan a debilitar la inteligencia y la superioridad aérea con las que la Fuerza Pública ha combatido con éxito a las organizaciones armadas de toda calaña, con acatamiento a las reglas del DIH.  

En un escenario de polarización extrema promovido por la oposición, llegó la hora del redireccionamiento para alcanzar acuerdos que fortalezcan la gobernabilidad y señalen con claridad el rumbo del gobierno y las metas a lograr. Con una oposición proclive a instaurar el caos no hay espacio para el apaciguamiento, sino para la compactación de las fuerzas democráticas, porque en últimas lo que se juega es la continuidad y persistencia del régimen de libertades.

El nombramiento del nuevo ministro de Defensa dará la primera señal sobre la naturaleza y ejecución de una política de seguridad que el país reclama e indicará la composición, misión y objetivos del nuevo gabinete que tendrá a su cargo la ejecución del programa del presidente. Las amenazas y retos que se confrontan exigen claridad política y un gobierno más avezado y menos técnico, que responda a las demandas del país y de sus ciudadanos. Confiamos en que el presidente Duque así proceda y esperamos que los partidos actúen con responsabilidad.