Remedos democráticos | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Noviembre de 2021

* Descalificación a Venezuela, Nicaragua y Cuba

* La comunidad internacional ‘no come cuento’

 

La democracia es un sistema político que no admite medias tintas. Un país lo es o no lo es. Por lo mismo, las movidas torticeras de algunos gobiernos para dar la apariencia o la fachada de tal, nunca progresan. Y, esto, precisamente, es lo que se constata con los acontecimientos recientes frente a los tres gobiernos autoritarios que perviven en América Latina y el Caribe.

De un lado, por más que el régimen dictatorial de Nicolás Maduro haya maniobrado para tratar de darle un matiz democrático a las cuestionadas elecciones regionales del domingo pasado, quedó claro que la comunidad internacional no es ingenua ni ‘come cuento’, como se dice popularmente. Tanto la oposición interna, en cabeza de Juan Guaidó, como múltiples naciones recalcaron que el chavismo falló en su intento de pasar por lo que no es.

La mayor prueba de ello es que la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea confirmó que hubo graves irregularidades en esas elecciones. Aunque admitió que mejoraron en algo las condiciones democráticas, recalcó que persiste la falta de independencia judicial, la no adherencia al Estado de Derecho, la existencia de leyes que afectaron a la igualdad y transparencia de los comicios, al tiempo que advirtió sobre la inhabilitación arbitraria de algunos candidatos y la financiación irregular de aspirantes oficialistas.

Reino Unido también advirtió que en estos comicios, si bien hubo alguna mejoría en cuanto a condiciones electorales y una mayor participación de la oposición, es claro que "las condiciones necesarias para unas elecciones libres y justas cayeron muy por debajo de los estándares requeridos". España, por su parte, reiteró que persistieron graves deficiencias en un proceso electoral que no cumplió los estándares internacionales.

Estados Unidos tampoco se quedó atrás, advirtiendo que con múltiples acciones ilegales y antidemocráticas Maduro "sesgó burdamente para determinar el resultado mucho antes de que se emitiera ninguna papeleta". Washington reiteró que el régimen "ha vuelto a privar a los venezolanos de su derecho a participar en un proceso electoral libre y justo". A su turno, la Organización de Estados Americanos (OEA) señaló que los comicios adolecieron de transparencia y garantías democráticas para la oposición. Colombia, entretanto, calificó de “crónica de un fraude anunciado” el resultado de los comicios que favorecieron en un 90% a los aspirantes del régimen.

A ello se suma que tanto Estados Unidos como la Unión Europea, OEA y la comunidad internacional urgieron al régimen Maduro retornar a las negociaciones con la oposición, que se realizaban en México pero el chavismo interrumpió de manera unilateral.  

Tampoco pudo el régimen autoritario de Daniel Ortega en Nicaragua engañar a la comunidad internacional con el remedo de elecciones presidenciales del 7 de noviembre pasado, que estuvo precedido del inédito, ilegal y burdo encarcelamiento de más de ocho candidatos presidenciales, líderes de la oposición, voceros gremiales y sociales. Todo ello unido a la utilización del aparato represor del Estado para sofocar cualquier asomo de protesta o de exigencia de respeto a los derechos humanos.

Tras la absoluta descalificación de esos comicios por la comunidad internacional en general, Estados Unidos y la Unión Europea anunciaron el endurecimiento de sanciones al gobierno autocrático de Ortega, en el poder desde 2007. La ilegitimidad patente del régimen llega a tal punto que decidió, ante la inminencia de que se le apliquen más sanciones derivadas de la Carta Democrática (que es la herramienta continental para la defensa de este sistema político) salirse unilateralmente de la OEA.  

En Cuba, el otro gobierno autoritario en el hemisferio occidental, la situación también se agravó las últimas semanas por las maniobras del gobierno de Miguel Díaz-Canel para reprimir la convocatoria de una nueva jornada de marchas populares que exigen democracia, libertad y respeto a los derechos humanos. Paradójicamente mientras el líder del movimiento tuvo que salir al exilio y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció múltiples atropellos a la población, esta semana se celebraron en La Habana los cinco años de la muerte de Fidel Castro, con la asistencia del cuestionado jefe del régimen venezolano.

Maduro, Ortega y Díaz-Canel deberían aprender de los presidentes, también izquierdistas, de Argentina, Alberto Fernández, y de Perú, Pedro Castillo. El primero perdió en los comicios regionales hace tres semanas y ya planteó un diálogo con la centroderecha en pos de salvar alguna gobernabilidad. El segundo, con apenas unos meses en el poder, ya afronta un proceso de moción de censura por incapacidad moral. Uno y otro mantienen, sin embargo, el tracto democrático, por más cuestionados que estén.

Como se dijo, la democracia es una sola. Un país lo es o no lo es. Las fachadas y remedos del sistema no funcionan y prueba de ello es la descalificación casi unánime a nivel global de los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba.