Empleo se abre camino   | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Noviembre de 2021

* Reactivación económica da más frutos

* Hay que blindar la hoja de ruta laboral

 

El proceso de reactivación económica de Colombia para superar el duro impacto, sobre todo el año pasado, de la crisis derivada de la  pandemia de covid-19 no se detiene. A las cifras muy positivas sobre la recuperación del aparato productivo, que al cierre del tercer trimestre creció 13,2%, se suma ahora que la tasa de desempleo continúa en un proceso de disminución lenta pero sostenida.

Las cifras hablan por sí solas: la tasa de desocupación en octubre fue de 11,8% a nivel nacional, un rubro inferior al 12,2% que tenía el país en febrero de 2020, en la antesala de la detección del primer caso del virus en nuestro país, a comienzos de marzo siguiente. Así las cosas, tras veinte meses de emergencia sanitaria, Colombia sigue mejorando en el flanco laboral. No hay que olvidar que en mayo del año pasado, en medio de la etapa más dura de la cuarentena, el desempleo llegó a impactar a más de cinco millones de personas, con una tasa que superó el 21%.

Obviamente, como toda cifra estadística, hay distintas ópticas para analizar. Por ejemplo, si bien continúa siendo preocupante que, según el reporte ayer del DANE, en el país haya todavía más de 2,9 millones de colombianos sin trabajo, el lado positivo es que la población desocupada en octubre pasado se redujo en 695 mil personas frente al mismo mes de 2020, lo que sin duda es una variación significativa.

Otro asunto que debe llamar a reforzar las políticas de generación e incentivo al empleo es que la brecha de género entre las personas que no tienen trabajo continúa siendo muy marcada. Prueba de ello es que si bien las mujeres fueron más efectivas en octubre pasado para conseguir una plaza, en el global nacional los hombres tienen una tasa de desempleo del 8,7% y la de ellas se ubicó en un 15,9%.

Más allá de esos contrastes es evidente que el volumen de colombianos sin trabajo está bajando de forma sostenida y que esa tendencia podría continuar en noviembre y diciembre, no solo por el aumento estacional del consumo y la dinámica productiva propias de todo cierre del año, sino porque desde octubre ya se permite el funcionamiento a todo vapor -aunque con las medidas de bioseguridad- de sectores intensivos en mano de obra calificada y no calificada, como el turismo, bares, restaurantes y otras actividades de ocio y entretenimiento. De igual, hay un claro repunte industrial y comercial, a lo que se suma que ya se han realizado dos Días sin IVA y se espera que por cuenta del alza del dólar así como de las restricciones en el exterior debido a la nueva variante del covid-19, muchos colombianos opten por vacacionar en destinos nacionales.

Obviamente la meta de poner el desempleo en una tasa inferior a dos dígitos no es fácil de alcanzar. Igualar, por ejemplo, el índice de desocupación de diciembre de 2019, cuando fue de 9,5% -que no se registraba, en términos anuales, desde marzo del 2018- requiere un esfuerzo público y privado de alto calado. Aunque el Gobierno, por intermedio de la Ley de Inversión Social, mantuvo los subsidios a la nómina, alargó los incentivos para la contratación de personas jóvenes y otros apoyos a las empresas que preserven o creen plazas de trabajo, es evidente que ganarle más terreno al desempleo depende principalmente de un mayor dinamismo productivo. No hay que olvidar, por ejemplo, que se confía en que el PIB crezca a diciembre más del 9%, sin duda un indicador muy positivo y mucho más allá del efecto rebote por la descolgada histórica del 2020.

En ese orden de ideas, por ejemplo, resulta destacable que, además del avance de proyectos de infraestructura y el boom en la construcción de vivienda, por virtud de la reforma parcial a la Ley de Garantías Electorales se puedan firmar en esta época de campaña electoral convenios interadministrativos entre entidades públicas para realizar obras y programas, claves para mover la economía real en muchos departamentos y municipios.

Ahora, el aumento de la inflación (producido por factores más exógenos que locales), así como la compleja negociación salarial que arrancará el viernes, unido ello a lo que pase en Colombia con el impacto de la variante “ómicron” del covid-19, asoman como las principales amenazas en la hoja de ruta para seguir disminuyendo el desempleo. Habrá que esperar qué pasa en cada uno de esos flancos, pero es obvio que se camina en la dirección correcta.