Por orden de la Corte Suprema de Justicia acaba de ser capturado el senador Eduardo Pulgar Daza en medio de una investigación que se adelanta en su contra por los presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias y delitos contra la participación democrática.
El caso esta relacionado con el supuesto ofrecimiento de $200 millones que le hizo al entonces juez Promiscuo Municipal de Usiacurí, Atlántico, Andrés Fernando Rodríguez Cáez, a cambio de favorecer un proceso penal que se adelantaba en ese despacho.
Según información preliminar, la captura del congresista se lleva a cabo en el aeropuerto internacional El Dorado, la cual se da días después de que Pulgar fuera salpicado en otro escándalo al ser mencionado dentro de una denuncia sobre una presunta red de corrupción en el sector salud.
Caso
El hecho denunciado por el periodista Daniel Coronell en la de ‘Los Danieles’, titulada ‘Pulgarcito’ publicada el pasado 12 de julio.
En dicho articulo, el comunicador expone acciones presuntamente protagonizadas por el congresista sobre el supuesto ofrecimiento de dinero al juez Promiscuo Municipal de Usiacurí, Atlántico, Andrés Rodríguez Cáez, para buscar un supuesto favorecimiento en un proceso a favor de Luis Fernando Acosta Osío.
Coronell, señala a Osía de ser el "líder de un grupo que con cuestionadas maniobras logró el control de la Universidad Metropolitana de Barranquilla y pretende quedarse también con la Fundación Acosta Bendeck y el Hospital Universitario Metropolitano. Las tres instituciones facturan 80.000 millones de pesos al año".
El periodista narró en su columna que “un buen día de 2017, el alcalde del pueblo, Ronald Padilla, lo invitó (al juez) a conocer a su jefe político Eduardo Pulgar". La reunión sería en el apartamento del senador en Barranquilla, a una hora de Usiacurí. El juez aceptó sin saber de qué se trataba, pero tuvo la precaución de llevar una grabadora con él.
Y fue en ese encuentro donde según Coronell, tras una charla el senador le explicó al juez el motivo del mismo:
“No joda, yo quiero apelar a ti para ver cómo me pueden ayudar ustedes, porque esto es un negocio. Esto es un negocio. Yo te digo la verdad… Esto es un negocio. Esto tiene que quedar entre nosotros tres porque los manes están preocupados. Es más, los manes me dicen: si hay que ir hasta allá, yo voy; pero lo ideal es que no vayan a decir nada”.
Además, la columna de Coronell indica que “después el lenguaje se hizo más explícito: “Quiero apelar a la buena relación que ustedes tienen pa ver si me pueden ayudar hermano. Esa universidad me pone unos votos muy importantes y adicionalmente… Aquí hay un negocio… Ustedes me dicen… y yo voy y digo: pa esta jugada vale tanto y vamos pa’lante. Así de sencillo…Esos manes a mí me ayudan con becas, me dan puestecitos”.
Finalmente, el artículo sugiere que Pulgar “sugirió el monto que el juez debería cobrar por la decisión: Si los manes son juiciosos. Si yo le digo: hey doc esta vaina vale 200 barras. Él me dice: ¿a qué horas y dónde?. Así, pa hablar claro. Yo les digo a ustedes la verdad. Aquí hay un negocio…Yo creo… No sé, si ustedes quieren hablar solos”.