Ese muerto no lo cargo yo | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Diciembre de 2018

“Yo no estaba en el arroyo cuando se murió Don Goyo 
 Que pregunten que pregunten y que arreglen el embrollo 
 Ese muerto no lo cargo yo, que lo cargue el que lo mató” 

Extraordinaria inspiración musical que nos puede describir fácilmente la personalidad del caudillo más humilde de la Colombia humana.

Últimamente se ha mostrado como el personaje más sufrido, se autocalifica como el hombre que adolece de muchas depresiones, que ha soportado con resignación cruelmente los barrotes de una cárcel y las torturas.

Cuando fue descubierto en un video guardando millones de pesos en una bolsa plástica, su respuesta contundente y cínica es que sólo eran billetes de $ 5.000, mejor hubiera confesado que eran moneditas donadas por personas que se compadecieron al ver su rostro de pordiosero.

Este humilde hombre que se rasga las vestiduras criticando la oligarquía, se cubre con piel de oveja para proyectarse como un ser iluminado de Dios, lleno de misericordia, de amor por su prójimo, pero por otro lado es incisivo para  para calumniar y difamar a sus congéneres.

Niega haber participado en la toma del Palacio de Justicia, a pesar de estar demostrado que era un gran líder del M-19. Pregona que por estar encarcelado su mente estaba en otro lugar del universo.

Tal vez se compara con el santo Job, que “llegando a cierto lugar, se dispuso a hacer noche allí, porque ya se había puesto el sol. Tuvo un sueño, soñó con una escalera apoyada en la tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y vio que Yahveh estaba sobre ella, y le dijo: Yo soy Yahveh, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que estás acostado te la doy para ti y a tu descendencia”

Este hombre humilde que se proclama el único poseedor de la verdad, ante semejante don deberíamos  acudir al Papa Francisco para implorarle que vaya preparando la beatificación de este ser iluminado.

Su estilo es creerse un ser incorruptible, que está por encima del bien y del mal, por eso denuncia y denuncia a los corruptos, pero si es descubierto infraganti se convierte en un mago para inculpar a los demás, no admite responsabilidad alguna, como dice la canción “ese muerto no lo cargo yo”.

Su amor apasionado por el dinero lo hace ignorar su gran amistad con Chávez. Cuando Diosdado Cabello, el gran tirano de Venezuela, le recuerda que su gobierno le donó grandes cantidades de dinero para su campaña, este humilde hombre niega rotundamente esas donaciones.  

Razón tiene nuestro Presidente Iván Duque cuando menciona el cuento de los 7 enanitos. El gran hombre puede ser el Gruñón del cuento, es el más cascarrabias de los 7 enanitos. A veces es testarudo, desconfiado y en un principio trata mal a Blanca Nieves porque piensa que todas las mujeres traen problemas.

Ojalá que en este diciembre, mes de parranda y animación, nuestro humilde hombre recupere la memoria.