Mi nuevo mejor amigo | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Diciembre de 2018

 “Juro delante de Dios, de la Patria y de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución…”

El primer intento de Chávez para tomarse el poder fue el  4 de febrero de 1992. El jefe de los insurgentes fue detenido en el aeropuerto Francisco de Miranda para luego ser conducido al Palacio de Miraflores donde se pronunciaría: Por ahora, los objetivos no se alcanzaron por lo tanto les ordeno a todas los compañeros de armas que me acompañan en esta causa deponer sus armas, con el fin de evitar más derramamiento de sangre inútil. Chávez, fue puesto prisionero. Sin embargo, desde su lugar de reclusión, continuó su conspiración.

Once meses después del primer intento se produjo el segundo, esta vez más contundente que el anterior.  El jueves 26 de noviembre de ese mismo año, con aviones tucanos de la Escuela Táctica de Aviación equipados para una guerra bombardearon, de nuevo, el Palacio de Miraflores.

La crisis social y económica del gobierno de CAP era profunda. Chávez, liberado por Rafael Caldera, como parte de las negociaciones para encontrar una salida a la encrucijada mientras que CAP abandonaba el poder; formándose un gobierno de transición con Caldera quien convocaría a unas elecciones generales. 

Fue así como siete años después al resultar ganador absoluto por cuenta del descontento general, el 2 de febrero de 1999 se posesionó en el Congreso venezolano ante la mirada atónita del Caldera quien veía con cara de angustia lo que se vendría para el bravo pueblo venezolano dos décadas después.

El proceso de lo que se conoce como la revolución bolivariana del siglo XXI tuvo tres fases predominantes. Una primera donde Chávez se mostraba conciliatorio con el establecimiento venezolano tradicional pero, a la vez, beligerante en su lenguaje militar. Digamos que podría ser un Chávez con espíritu democrático.

La segunda, a partir de un auto golpe en el año 2005 donde comenzaban a presentarse las primeras manifestaciones de inconformidad por el manejo de gobierno causando las primeras revueltas violentas en su contra.

La tercera correspondió al final de su gobierno, casi 20 años después, donde moribundo y en su lecho de enfermo Chávez con Maduro en ascenso al poder enfrentó, de nuevo, las revueltas populares.

Algún día, tanto Cesar Gaviria, como JMS, nos deberán dar explicaciones sobre el por qué apoyaron a Chávez cuando existía posibilidad de su salida pacífica con la cual se hubieran evitado los 20 años de su régimen corrupto  amoral.

“Los primeros 20 años, apenas está comenzando la Revolución Bolivariana, esto es para que lo sepan los escuálidos, dentro de 50 años, 60 años, Venezuela seguirá siendo gobernada por un revolucionario, por una revolucionaria”, dijo en un acto el considerado número dos del chavismo, Diosdado Cabello.

20 años después, así estamos, mi nuevo mejor amigo.

Mientras tanto, Evo Morales, al igual que JMS, desconoce el triunfo del No, se lanzará por cuarta vez a la presidencia.

¿Será que con Duque nos encontramos ante el gobierno de transición de Caldera que condujo a la llegada de Chávez al poder?

Los pueblos se merecen su destino.

Puntilla: ¿Dinares, El Aisami, el turco, exfuncionarios del Das, Odebrecht? Tremendo.

http://www.aresprensa.com/2017/blog/odebrecht-via-a-la-impunidad-ii/

@RaGomezMar