Terna de uno | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Diciembre de 2018

El Presidente de la República envió la terna a la Corte Suprema de Justicia para que esta corporación proceda a la elección del Fiscal ad-hoc que deberá asumir en reemplazo del Fiscal General y de la Vicefiscal que fueron apartados del conocimiento en tres casos concretos que tienen que ver con corrupción en infraestructura.

Aparte de la idoneidad de los ternados, que son tres aquilatados juristas expertos en diferentes campos del derecho, los reparos que se vienen haciendo a la terna enviada tienen que ver con posibles inhabilidades.  En primer lugar se ha dicho por algunos que una Magistrada en ejercicio no puede ocupar otro cargo, pues el que ostenta debe ser de dedicación exclusiva según lo establece la Ley orgánica de la Administración de Justicia; en defensa de la postulada también se ha dicho que  por tratarse de un cargo ad-hoc, es decir, para tres casos concretos, no se presentaría una duplicidad de funciones;  de todas maneras riñe con la estética que una Magistrada de la Corte Suprema en ejercicio se convierta en sujeto procesal en  tres procesos penales, con la función de acusar ante jueces de inferior rango al que  ella ostenta en la Suprema Corte.

Pero además, muchos de los magistrados de la honorable Corte Suprema fueron elegidos con la participación de la magistrada postulada, por tanto, no pueden participar en su elección de acuerdo con la Constitución y deben declararse impedidos, como ya lo dijo el Consejo de Estado, cuando anuló la elección de dos magistrados del Consejo Superior de la Judicatura, elegidos por la Corte Suprema, por no haber dado cumplimiento al precepto constitucional.  Por supuesto, que si se declaran impedidos los magistrados en cuya elección participo la postulada, el quorum se torna famélico y la terna se adelgaza.

Tampoco pareciera acertado que participe la Secretaria Jurídica de la Presidencia, a menos que esté pensando en renunciar a su cargo actual; si el Fiscal hace parte de la rama judicial y la Constitución Nacional dice que quienes administran justicia deben ser independiente, mezclar  la función  ejecutiva con la judicial  no pareciera ser lo mas conveniente;  por lo pronto,  su designación en la terna pone en vilo el principio de la separación de poderes.  No se ve razón alguna para que el ejecutivo asuma,  de esta singular manera, la responsabilidad en la investigación a cargo de la Fiscalía en tema tan sensible como el que nos ocupa; si hay absolución o condena, lloverán rayos y centellas sobre  el Gobierno.  Ningún sentido tiene picar en pleito ajeno sin necesidad. Así las cosas, la terna va quedando de uno.

 

También ha levantado comentarios el aparente tinte partidista que pueda desprenderse de la terna,  siendo los postulados cercanos al Gobierno y  a su partido,  bien por relaciones del presente o del pasado.  Bueno, pero ya está la terna y esperamos que la H. Corte puede proceder a la elección lo más pronto posible, así como a la confirmación del elegido, en aras de la agilidad que requieren estos procesos que tienen en vilo al país por la suerte que pueda tener la lucha anticorrupción.